«Fue un mazazo tremendo». Así califica el presidente del comité de empresa de Navantia, Fernando Sinde, la decisión de Noruega de excluir a los astilleros públicos españoles del concurso para la construcción de un buque logístico. El jarro de agua fría lo es por varios motivos: porque se trataba del único encargo que podría lograrse a medio plazo y que supondría carga de trabajo directa para las factorías de la ría, porque se daba por seguro que al menos Navantia estaría en la lista corta -entre los tres astilleros finalistas- y porque los cuatro años y medio sin nuevos encargos pesan como una losa en el naval ferrolano.
La pérdida del concurso en Noruega ha sido un «mazazo» para el sector
LA VOZ DE GALICIA, 26 Dic. (Ferrol).- Por ello, los representantes de los trabajadores consideran que la situación no solo es preocupante, «sino crítica». Con dos de los tres buques en cartera en fase muy avanzada, «a partir de enero o febrero la línea de acero se quedará sin trabajo». Es precisamente a este segmento de actividad al que pertenecen las grandes compañías auxiliares, como Tecnymo, Nervión o Maessa, entre otras, aunque la desocupación irá paulatinamente extendiéndose al resto de áreas. Por el momento, las obras de Navantia -también en el área de Reparaciones- aún generan empleo para unos 3.000 operarios auxiliares, aunque los despidos no dejan ya de sucederse.
Escenario preocupante
Los representantes de los trabajadores se temen un 2012 con muchas dificultades, ya que sin apenas carga de trabajo, sin expectativas de lograr encargos a corto plazo y en el contexto de crisis económica generalizada, con recortes en todos los sectores, temen medidas de ajuste graves para el naval.
Los trabajadores de Navantia acaban de culminar un proceso de movilizaciones iniciado la pasada primavera para advertir del impacto que tendrá sobre la economía de Ferrolterra la desocupación en las plantas de la ría y para pedir a las administraciones los mayores esfuerzos para la autorización de un dique flotante para la división de Reparaciones que generaría dos años de carga de trabajo. Tras las vacaciones, analizarán nuevas protestas.