El pasado domingo 31 de marzo partió de Gijón un equipo científico del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) a bordo del buque Ángeles Alvariño rumbo al Área Marina Protegida de El Cachucho, con el objetivo de continuar con el seguimiento del estado de conservación de los hábitats profundos de esta montaña submarina situada a unos 65 kilómetros de la costa asturiana y que se eleva bruscamente desde casi 5000 metros de profundidad hasta los 425 de su cumbre.
Durante esta campaña de doce días de duración, se han utilizado vehículos submarinos para estudiar tanto zonas ya conocidas para evaluar su estado de conservación, como zonas no exploradas para continuar la caracterización de esta montaña submarina.
Mediante el vehículo submarino remolcado TASIFE, se han realizado más de 50 transectos de unos 20 minutos de duración cada uno a profundidades entre 400 y 1300 metros, distribuidos a lo largo de El Cachucho, principalmente dirigidos a estudiar los arrecifes de profundidad, formados por corales, gorgonias y esponjas, pero también explorando la riqueza de los fondos sedimentarios de la zona.
Por otro lado, se han fondeado una serie de dispositivos, conocidos como landers, que se posicionan en lugares estratégicos del fondo para obtener imágenes y datos oceanográficos. Estos dispositivos van equipados de cámaras, lo que permite al equipo científico estudiar las comunidades de fauna móvil que habitan la zona, y también con sensores para estudiar variables físico-químicas del medio, así como un hidrófono para registrar el paisaje sonoro de estos hábitats protegidos.
“El Cachucho es un banco de gran tamaño, rocoso y profundo que configura un rico y diverso ecosistema batial con presencia de numerosos hábitats y especies vulnerables protegidos por diversas normativas europeas”, explica Elena Prado, investigadora del Centro Oceanográfico de Santander y responsable de la campaña.
Ésta ha sido la décima campaña que lidera el IEO desde 2003, cuando comenzaron los trabajos de exploración de los hábitats profundos de la zona que sirvieron para su declaración como área marina protegida en 2011. “A partir de metodologías no invasivas, basadas en cartografiado acústico en alta resolución, transectos visuales con vehículos submarinos y obtención de parámetros de la dinámica oceanográfica próxima al fondo, nuestro objetivo es estudiar el estado de conservación del hábitat 1170 ‘Arrecifes’ y discernir la eficacia de las actuales medidas de conservación incluidas en el plan de gestión de esta área declarada Zona Especial de Conservación en la Red Natura 2000”, apunta Prado.
La campaña se enmarca en el proyecto BIODIV: “Asesoramiento científico-técnico para el seguimiento de la biodiversidad marina: espacios y especies marinos protegidos de competencia estatal (2022-2025)”. Proyecto financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia; e impulsado por la Dirección General de Biodiversidad, Bosques y Desertificación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y CSIC a través del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC).
Fuente: www.ieo.es