Tres experiencias de la industria naval ponen de relieve el papel de China durante el último Encuentro con la Mar del Clúster Marítimo Español.

El Clúster Marítimo Español (CME) celebra un nuevo Encuentro con la Mar en el que se analizó el papel de China dentro del tablero geopolítico internacional y el papel que juega en todo ello la deslocalización industrial. En este sentido, si hacemos un balance entre pros y contras, encontramos ventajas en la deslocalización, como menores costes laborales e incentivos fiscales. En cuanto a los contras, identificamos mayores plazos de entrega, costes logísticos y una cadena de suministro más larga y compleja, explicó Javier Trejo, sales manager de Siemens. Teniendo en cuenta las zonas de operación, América, Europa, Oriente Medio, África y Asia Pacífico, así como los números obtenidos, se observa que en Europa el negocio de Siemens crece un 30%, con casi un 50% – 25% de la facturación anual.

Atendiendo al número de fábricas, Siemens cuenta, aproximadamente, con un 25% de las mismas en América, un 49% en Europa y un 26% en Asia. “Esto quiere decir que tenemos fábricas allá donde vendemos equipos y sistemas fabricados. De repente, llega la Covid-19 y la guerra, y todo se empieza a complicar, produciéndose un aumento generalizado de los precios de las materias primas y el transporte”, explica Trejo. Pero, además, se añade una dosis más de complejidad, que es que los clientes cada vez están más concienciados con los temas de la sostenibilidad, que se pueden convertir en criterios fundamentales de compra.

Para estos temas de la sostenibilidad, en Siemens “pensamos que hemos hecho los deberes. Y hemos creado un marco estratégico que se fundamenta en seis puntos: descarbonización, ética en los negocios, gobierno, eficiencia de los recursos, equidad y empleabilidad”.

Respecto a la descarbonización, Siemens tiene el compromiso de ser neutros en carbono para el año 2030. Y “si hablamos de ética de los negocios, existe un código de conducta, de obligado cumplimiento para cualquier empleado. No es negociable. Los comportamientos no éticos no tienen cabida”, afirma con rotundidad el ponente. “Cuando hablamos de gobierno hacemos referencia a nuestra influencia en el mundo, por ejemplo, el respeto a los derechos humanos unido al control de nuestra cadena de suministro”.

Por su parte, la eficiencia de recursos se centra en la evolución de cada producto que fabrica. Uno de los objetivos es que haya 25 horas de formación anuales de tecnologías digitales. “Y cuando habla de deslocalización creemos que tiene sentido que las reglas del juego sean las mismas para todos. Ya no importa tanto que se fabrique Zaragoza, en Hamburgo o Shangai. El problema es que las reglas del juego, en cuanto a sostenibilidad, sean iguales y aplicables para todos”, explica.

 

Camino de ida y vuelta

El caso de Llalco con el gigante asiático es de ida y vuelta. Recientemente, la compañía decidió emprender un camino alternativo, convirtiéndose en fabricantes, una transformación dura y costosa, según explica Rubén Correa, sales manager de Llalco Fluid Technology. En este camino, se presenta un problema.

Según narra Correa, decidieron fabricar en Inglaterra, en Alemania, en España y en Asia, concretamente en China, y “repartimos las funciones. En este sentido, todo lo que no tiene que ver con electrónica lo fabricamos en Europa y, de la parte electrónica, entendiendo como electrónica los paneles de control, lo destinamos a China, dado que ya conocíamos a las personas que lo iban a hacer”. Que las unidades de fabricación se quedasen dentro de Europa “lo hicimos aposta para conseguir los mejores precios y, logísticamente, nos pareció lo más apropiado. Además, los socios que formamos parte de este negocio somos todos europeos.

Cuando estaba todo preparado, surge un problema, empezamos a darnos cuenta que los tiempos de respuesta a los pedidos eran eternos y no recibíamos respuesta a las reclamaciones”, explica Correa. Al final, cuando les contestan, alegan problemas por la Covid y el cierre gubernamental. A raíz de esto, se dan cuenta de que necesitan tener un mayor control sobre su destino y la incertidumbre es total. Así es como toman la decisión de pasar toda la fabricación de los paneles de control a Alemania. Entendían que eso tendría unos gastos y consecuencias, “pero queremos tener el tema controlado y que esto sea un argumento, si no de venta, del perfil de Llalco como nuevo fabricante”, asegura Rubén Correa.

Con la decisión de fabricar en Alemania, “los costes se incrementan un 20%, pero ese porcentaje se compensa con la fiabilidad en la fabricación, que permitirá ofrecer al cliente el tiempo real del estado de producción”.  Además, se tiene la facilidad de poder mostrar al cliente la fábrica, los plazos de entrega se cumplen, hay una mayor velocidad de reacción y transmiten al mercado que fabrican en Europa y no en China.

 

Deslocalización global

Con el objetivo de estar siempre cerca del cliente, ABB está apostando por la deslocalización de la fabricación de sus equipos. Así, la compañía tiene prácticamente la misma capacidad de fabricación de muchos de sus elementos en los tres continentes. Eso permite resolver problemas de pérdida o exportación, o dar la opción a los clientes de fabricar en el país que prefieran.

“En China ya tenemos una experiencia de más de 110 años, 15.000 empleados y presencia en 130 ciudades”, explica Alejandro Zorzo, marine country market manager de ABB. “La inversión que hemos realizado en los últimos años ha sido de casi 3.000 millones de dólares, por lo cual no se tiene intención de hacer ninguna relocalización de fábricas”.

Actualmente, China representa el 16% de toda la actividad económica de ABB y el año pasado se inauguró allí la mayor fábrica de robótica, y la más avanzada del mundo. “Evidentemente, estamos enfocados en un desarrollo de calidad de los equipos, y todas las fábricas de ABB tienen los mismos estándares y procesos. Esto quiere decir que una fábrica en China tiene los mismos procesos de calidad y, por tanto, las mismas regulaciones ambientales”, afirma Zorzo.

En lo que concierne a la parte de naval, no hay que olvidar que más del 80% de la construcción mundial se produce en China, en Corea y Japón. “En los últimos años hemos visto un boom tremendo de los buques portacontenedores y los car carries, por lo que hay que atender esa demanda”, explica Zorzo, que aclara que en lo concerniente a buques militares la cosa cambia, pues ABB trabaja siempre con países que pertenecen a la OTAN, quedando excluida China. Por lo tanto, en función del tipo de armadores se le da la facilidad o la capacidad de poder elegir dónde quiere fabricar un elemento. Por lo general, “para el sector naval en China construimos muchas cosas, pero muchas de ellas no tienen elementos inteligentes. Generalmente, estos elementos se exportan desde Europa para evitar las cosas que sabemos que pasan en China”.

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