Fernando González Laxe –socialista, expresidente de la Xunta, catedrático de Economía Aplicada y experto universitario en estudios marítimos– da por logrados sus grandes objetivos como presidente de Puertos del Estado, incluido el crédito para tapar el desfase financiero del puerto exterior de A Coruña. Desde la distancia de su puesto en Madrid –en el que promete seguir mientras que Blanco y las urnas quieran– observa un Gobierno gallego “falto de decisiones” y “muy conformista con la incertidumbre”. En su opinión, al presidente Feijóo “le interesa más la crispación” y “no siente que el ciudadano gallego esté en crisis”.

 
“Veo al Gobierno gallego falto de decisiones y muy conformista con la incertidumbre; Feijóo no siente la crisis”
 
XORNAL, 25 Jul. (Santiago).- Después de más de un año de polémica, por fin ha firmado el crédito de 250 millones para salvar Langosteira. ¿Significa que ya está solucionado su futuro? ¿En qué horizonte puede ser rentable el puerto para compensar una inversión que se ha disparado casi al doble, a más de 750 millones de euros?
 
Durante este tiempo hemos trabajado para ajustar la obra. Hubo que redefinir el proyecto y orientar el puerto para que tenga viabilidad. Como todo el mundo sabe, se ha escapado en la inversión y faltaba encajarla una dinámica racional. La ley dice que Autoridad Portuaria tiene que tener una rentabilidad y no puede superar un nivel de endeudamiento. Con el crédito ajustado a sus necesidades somos capaces de darle consistencia y solidez. Ahora el puerto de A Coruña puede funcionar, ser acabado y tiene una cierta holgura financiera. Ahora el Puerto tiene que captar nuevos tráficos e insertarse en las rutas marítimas. En definitiva, hemos cambiado la cultura del hormigón por la de la gestión. Apostamos por el renacimiento portuario: potenciar los puertos porque son un elemento básico para el desarrollo económico.
 
 ¿Qué hueco pueden tener los puertos gallegos en ese renacimiento portuario? ¿Qué papel puede jugar Langosteira, por ejemplo, frente al puerto exterior de Ferrol situado a escasos kilómetros, algo que Greenpeace critica como un exceso de infraestructuras?
Greenpeace y yo coincidimos en que cuando los puertos están muy próximos vale la pena que haya una alianza. Pero ellos no dicen una cosa: que los puertos tienen que ser autosuficientes financieramente y conseguir una rentabilidad. De esa manera evitaremos el exceso de inversión. A mi juicio Langosteira tiene que ser un puerto especializado en graneles líquidos y sólidos: petróleo, carbón, cereales y madera. El de Ferrol es fundamentalmente de contenedores, como también lo es el muelle del Centenario en A Coruña. Por tanto tendremos en una misma bahía dos zonas de contenedores importantes y otras dos de graneles. Los dos, A Coruña y Ferrol, al final en un proceso que tiene que ser corto tienen que estar llevando políticas comunes y especializasre en las cargas y las rutas. Si Ferrol ha apostado por los contenedores de China, pues A Coruña por ejemplo los de América Latina.
 
 ¿Están fructificando las negociaciones de los puertos gallegos para poder subirse al carro de las nuevas rutas marítimas con la ampliación del Canal de Panamá para 2014?
 
Tenemos muy bien estudiados los 6.000 buques de contenedores que hay en el mundo. La estrategia de los puertos ahora es crear alianzas con otros puertos y entre las empresas para aprovechar esos tráficos de la costa oeste latinoamericana. Ya estamos trabajando y cuando se acabe en ensanchamiento del canal los puertos del atlántico español tienen una posición preferente.
 
Para lograr ser competitivos en esa carrera les falta el tren a los dos puertos exteriores. ¿Estará para 2014?
 
Eso nos queda como trabajo urgente de aquí a fin de año. El ferrocarril es el oxígeno de los puertos. Y yo lucho por ello, pero los plazos no dependen de mí. Pero sí que siente la presión que le hago en el cogote, como los ciclistas, el director general de infraestructuras ferroviarias para que acometa de manera inmediata, después de pasar el trámite ambiental y las alegaciones, la conexión por tren de ambos puertos. Evidentemente un puerto sin ferrocarril no tiene sentido.
 
Volviendo al crédito de Langosteira, ¿Hasta dónde va a llegar ahora la tutela de Puertos del Estado sobre las obras para que no vuelvan a desmadrarse?
 
El Puerto sigue siendo autónomo; tiene libertad tarifaria, de estrategia… pero ejerceremos un control para evitar sobrecostes y un endeudamiento excesivo y, además, para garantizar la devolución del crédito. Para eso estamos ahí. Esto se hace por mi apuesta decidida.
 
Repsol sigue exigiendo 240 millones para que los petroleros dejen de entrar en la ciudad y trasladarse a Langosteira. Todavía no hay acuerdo ¿Se hizo el puerto exterior coruñés de manera apresurada sin tener las cosas atadas?
 
Hombre, para el puerto se toma la decisión pero después no hay proyecto. Se va configurando. Por eso hemos tardado tanto tiempo en el final feliz, porque nació sin proyeto. Quisimos que eso no arrastrara económicamente a la ruina a la Autoridad Portuaria y acondicionarlo técnicamente para que sea útil y pueda recibir barcos porque para eso está. Si tardamos tanto tiempo es que en su origen no había definición. Ahora ya sí. Por eso he estado dos años trabajando en silencio y ahora puedo decir: misión cumplida, trabajo realizado.
 
En silencio, pero no exento de críticas, porque la postura del presidente de la Autoridad Portuaria de A Coruña, Enrique Losada (nombrado por la Xunta del PP) ha sido de enfrentamiento institucional.
 
Sí, bueno. Pero yo soy una persona de consenso. Hasta que no conseguí ese respaldo unánime no paré.
 
 ¿Considera cumplidos sus objetivos como presidente de Puertos?
 
Yo tenía dos metas y un plus. La primera, conseguir una Ley de Puertos consensuada. Está conseguido. La segunda, recuperar los tráficos, que cuando entré estaban en una gran crisis. Ahora llevamos 18 meses creciendo ininterrumpidamente. Y España se ha especializado en el tráfico de cruceros, que supone el 15% de los turistas. Un tercer objetivo era quizá imponer la cultura de la gestión portuaria. Y después tenía un plus: como coruñés y como gallego, resolver el problema del puerto exterior y puedo estar muy satisfecho de haber contribuido, como contribuí a la creación de la Universidade da Coruña en su momento.
 
En cuanto a Vigo, ¿qué importancia va a tener el Campus do Mar?
 
Va a ser la tarjeta de presentación de Galicia en el mundo. Las universidades gallegas van a aparecer en toda España como la referencia en los estudios marítimos. Va a haber cuatro clústers y la unión de las universidades gallegas con las portuguesas es un gran acicate para la Europa del Atlántico. Nuestros investigadores conocen muy bien el mundo pesquero y portuario. Ahí tenemos mucho que decir y si nos organizamos bien podemos conseguir no solo fondos europeos, sino desarrollar el talento para poder exportarlo y buscar el retorno económico.
 
Otra de las grandes apuestas de futuro para Vigo es la autopista del Mar. ¿Cuándo será una realidad?
 
Estamos presionando a las autoridades francesas para que pueda funcionar cuanto antes. Esperamos solventar rápido los problemas burocráticos. Es vital para Vigo y estoy convencido de que conseguiré que empiece a funcionar antes de que acabe el año.
 
Periódicamente se reclama desde Galicia que se transfieran a la Xunta los cinco puertos de interés general: Vigo, A Coruña, Ferrol-San Cibrao, Vilagarcía y Marín-Ría de Pontevedra. ¿Qué supondría?
 
Yo no creo que deban ser transferidos como tal porque los cinco tienen autonomía ellos mismos, así que la cuestión no es de donde están las competencias. Y en segundo lugar, la mayoría del Consejo de Administración es nombrado por la Xunta. El presidente lo nombra la Xunta. Por eso no tiene mucho sentido. Otra cosa es lo que representan los puertos gallegos en el conjunto del Estado. Lo que mueven en contenedores es menos de lo que representa Galicia en el PIB o en la población. ¿Qué sucede? Dá la sensación de que somos un país marítimo pero nuestro tejido industrial todavía utiliza poco el mar para el transporte de las mercancías. Debemos utilizar más los puertos cuando tenemos infraestructuras óptimas Llevar la mercancía por mar es más ecológico, más seguro y aún encima es gratis porque no hay peajes.
 
¿Cómo valora la reciente destitución de Álvarez Campaña al frente de Portos de Galicia y su polémica trayectoria?
 
Yo no entro en lo que hacen los demás. Hombre, da la sensación de que es un pequeño ajuste de cuentas interno. Yo lo que defiendo es la buena gestión del presidente del Puerto de Vilagarcía, que también presentó su dimisión y es al que conozco.
 
Pasando al plano político, su continuidad en Puertos del Estado puede estar ligada a la llegada de las elecciones, sobre las que se da por hecho un adelanto. ¿Dónde ve su futuro, político o no?
 
Yo tengo una especie de contrato de amistad con el ministro Blanco y por tanto, yo estoy hasta donde él esté en el ministerio. Como ya he cubierto un porcentaje grande de los objetivos estoy ya bastante satisfecho, pero no sé si hay adelanto o no. El presidente Zapatero sabrá exactamente qué día es. Pero él y nadie más. A mi me pasó lo mismo como presidente de la Xunta.
 
¿Y ve próxima la posible vuelta de Blanco a Galicia?
 
Yo no. Él está cada vez que puede defendiendo los intereses de Galicia, pero se puede hacer en Palas y en Shang Hai.
 
 ¿Pero sería Blanco un buen presidente o candidato para la Xunta y, si diera el paso, lo acompañaría?
 
Aquel que quiera esforzarse por defender su tierra, tratar de aunar voluntades y conciliar intereses es un buen presidente. El que crispa y provoca división, es un mal presidente. ¿Acompañarlo? ¡Buf!, eso… no sé cuando hay elecciones, no sé si se presenta Blanco y yo no sé lo que voy a hacer.
 
Como expresidente de la Xunta, ¿cómo ve al Gobierno gallego actual?
 
Yo creo que le faltan decisiones. Lo veo muy conformista en la incertidumbre. Me gustaría que estuvieran más decididos. Llevamos más de dos años de Gobierno de Feijóo y no advierto medidas nuevas, innovadoras, de dimensión, de largo recorrido… no las veo. Lo veo constantemente crispando. Un Gobierno que crispa y no ve un horizonte de vigor no es hoy lo más deseable.
 
También se frena la reforma del Estatuto, que lleva muchos años pendientes.
 
Ahora hay que afrontar la salida de la crisis. Hay mucha gente que está en una situación llena de dificultades, están aumentando las desigualdades y lo que nos debe preocupar es cómo salir de la crisis con fortaleza y dejemos para más adelante las reformas estatutarias. Yo creo que es lo que la gente desea.
 
Crisis es una palabra que está en boca de Feijóo todos los días.
 
Pero no hay nada. No veo medidas para salir de la crisis por parte de la Xunta. Así como veo constantes reformas y sentimiento por parte del Gobierno Zapatero, no que Feijóo sienta que el ciudadano gallego está en crisis. Interesa más una crispación.
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