El S/Y Maltese Falcon
Desde la década de 1980 la cantidad de superyates, es decir, los yates de más de 24 metros de eslora, ha crecido un 600%. Con ello, la flota mundial cuenta ahora con más de 10.000 buques en comparación con alrededor de los 1.500 en existían 1979. No obstante, las entregas de grandes veleros han permanecido constantes a lo largo de las décadas con alrededor de 45 grandes yates a vela por año desde los años 70.
Es por ellos que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el crecimiento exponencial en la flota mundial se ha debido principalmente a la construcción de yates de motor. De hecho, la relación de M/Y (motor yachts o yates a motor) a S/Y (sail yachts o yates a vela) construidos, se ha multiplicado por dos desde los años 80, situándose en nuestros días la relación en 7 yates a motor entregados por cada yate a vela. Este hecho ha provocado que, a nivel económico, los yates a vela hayan conservado, de manera general, su valor mejor que sus contrapartes a motor.
Grandes yates a motor atracados en Marina Ibiza
La expansión de la flota mundial de superyates también ha tenido otro efecto significativo, la depreciación acelerada de los yates en el mercado náutico. Por ejemplo, un Benetti Vision 145 de 43 metros podría ser construido a un costo de 21,9 millones de euros en 2015, mientras que un modelo de 10 años de antigüedad en perfecto estado como, por ejemplo, el M/Y Dia’s podría ser comprado por tan sólo 8 millones de euros en el mercado de segunda mano.
Esta gran diferencia de precio no es exclusiva de este caso y pueden encontrarse casos en casi todos los fabricantes y constructores de grandes yates. Heesen, un astillero holandés muy conocido, actualmente vende su proyecto Ruya de 47 metros por 29,9 millones de euros. Sin embargo, su hermano mayor del año 2012, el Lady Petra, está a la venta con un precio de salida de 22.500.000 €, muy por debajo de su precio inicial inicial de 31 millones de euros, cuando se sacó a la venta por primera vez en 2014.
El M/Y Lady Moura y el M/Y A, fondeados en Formentera
No obstante, hay que tener en cuenta que, por encima del precio de compra inicial, también deben añadirse las gastos anuales de mantenimiento, las cuales ascienden, aproximadamente al 10% del precio inicial del barco de nueva construcción. Para un yate de 55 metros, por ejemplo, esto representaría cerca de 3 millones de dólares por año.
Los salarios de la tripulación representan hoy el mayor de los gastos. Hay que significar que el sueldo inicial de un marinero a bordo de un yate de unos 50 metros de eslora, ronda alrededor de 40.000 dólares por año, libres de impuestos y el de un capitán en yates más grandes puede llegar a los 200.000 dólares al año. El balance se incrementa aún más con los costes de combustible, las reparaciones y los costes de operación, como uniformes y alimentos para la tripulación.
El superyate a motor Rising Sun
Para compensar los altos costes de operación y mantenimiento de un superyate, algunos armadores optan por poner sus barcos en alquiler a tiempo parcial. Este hecho ha creado un mercado con alrededor de 1.400 yates disponibles para ser charteados en todo el mundo. Antes de la crisis económica de 2007, éste hecho representaba una oportunidad de negocio genuina para algunos armadores y compañías dándose el caso de que se construyeron varios superyates con el objetivos de ser destinados exclusivamente al mercado de charter.
Sin embargo, pocos son los grandes yates capaces de amortizar sus costes de mantenimiento y no digamos ya de generar beneficios en el mercado de hoy en día. Por ejemplo, el Axioma de 72 metros de eslora, uno de los yates de charter más populares y conocidos del mercado, generó más de 7 millones de euros de ingresos por su fletamento a lo largo de su primer año operativo. Sin embargo, su actual precio de venta de 68 millones de euros sugiere que éstos ingresos apenas han superado sus costes operativos.
El megayate a motor Radiant
Por ello, muchos se han atrevido a afirmar que alquilar un yate se ha convertido en la única opción económicamente viable hoy por hoy. Se puede argumentar que un yate nuevo de 50 metros podría ser alquilado por cerca de 250.000 Euros por semana durante la temporada de verano. A los que se añadiría alrededor de un 25% más como gastos de aprovisionamiento, que cubriría los alimentos, el combustible, las tasas de atraque y otros gastos.
Los costes anuales de funcionamiento de un yate de este tipo se sitúan cerca de los 2 millones de euros, lo que equivale a casi 6 semanas y media de alquiler. Por lo tanto, según esas cifras, el barco debe estar al menos dos meses totalmente alquilado para compensar los costos de operación, todo ello, sin considerar el coste de amortización de la adquisición. Sin embargo, a pesar de este razonamiento financiero cada año se inician decenas de nuevos proyectos de construcción de estos grandes buques.
Antes de la crisis de 2008, había surgido una industria especulativa alrededor de los grandes yates, con clientes comprando un proyecto de un superyate en un prestigioso astillero y luego revendiendo el barco poco antes de su entrega. El empresario norteamericano Warren E. Halle ordenó consecutivamente tres yates a Lurssen en 2003. Pagó 48 millones de euros por cada uno más el coste del acabado interior. A raíz de varias actuaciones judiciales, se ha revelado que, posteriormente, vendió el primer yate (Proyecto Marlin) por 65 millones de euros en 2006, el segundo por 71,5 millones de euros en 2008 y mantuvo el tercero (el Martha Ann), el cual se encuentra ahora a la venta por 79 millones de dólares.
El M/Y Sunrays
Este mercado especulativo se ha evaporado cuando muchos astilleros se han comprometido a combatir la especulación, con el fin de mantener la propiedad de sus proyectos en toda la construcción, al efecto de evitar efectos ‘burbuja’ y como ayuda para hacer frente a tiempos financieros difíciles. Por ejemplo, el astillero italiano Baglietto registró pérdidas de 105 millones de euros en 2009 y, en última instancia, sólo fue salvado por el Grupo Gavio, que con fuertes inyecciones de liquidez lo devolvió a la estabilidad financiera. A pesar de todo ello, parece ser que la recuperación del mercado ha provocado que, pesar de esta turbulencia vivida no hace tantos años, por lo menos 700 superyachts estén actualmente en construcción.
El mercado de los megayachts goza de buena salud, de hecho, es particularmente fuerte, con al menos seis proyectos de buques de más de 100 metros de eslora están actualmente en construcción o proyectados solamente en el astillero Lürssen. Varios astilleros más como Benetti o Feadship trabajan en sus yates más grandes construidos hasta la fecha. Esta alta demanda de megayates en los últimos tiempos ha permitido que sus precios de venta, en algunos casos, superen a los precios de construcción debido al ahorro de tiempo que supone la compra de un barco ya construido o en avanzado estado de construcción.
Por ejemplo, hace ya unos años el fallecido oligarca ruso, Boris Berezovsky logró vender su proyecto Darius, en construcción en Lürssen en ese momento, por 240 millones de Euros a Al Futtaim. Sin embargo, había pagado sólo 148,5 millones de euros, más los costes de acabado interior, por el proyecto, tal como se conoció a raíz de un proceso legal que se dirimió.
El M/Y Blue Eyes London saliendo de puerto
La mayor preocupación que anida en los constructores de superyates actualmente es la creciente brecha entre el número de personas con una liquidez superior a los 250 millones de euros y el número estancado de nuevos proyectos de construcción. En el mercado se está especulando especulado con un un posible desinterés de la nueva generación de jóvenes UHNWIs (Ultra High Net Worth Individual), o comúnmente conocidos como multimillonarios, por tener sus propios yates y una creciente preferencia en favor del alquiler, pudiendo elegir entre una flota cada vez mayor.
No obstante, aún en esta coyuntura, el astillero holandés, Feadship, ha entregado el Joy, el primer yate de 70 metros de eslora que puede presumir de ostentar un diseño exterior realizado por Bannenberg & Rowell por primera vez en la historia moderna, al cliente más joven de su cartera. Como tributo a la juventud de su armador, el superyate dispone de una cancha de baloncesto en la proa y un gimnasio rodeado de paredes de cristal en la cubierta superior.
A pesar de todo el razonamiento financiero que podría empujar a los multimillonarios (UHNWI), únicos clientes posibles en este mercado, a inclinarse totalmente por el charter en lugar de la compra, más de 350 superyates se vendieron en 2016 mostrando que más allá de las razones financieras detrás de la propiedad de un gran yate podría haber la emoción del placer del disfrute y la libertad que los armadores obtienen al poseer su propio superyacht.
Fuente: diariodenautica.com
http://www.diariodenautica.com/reportaje:-cuanto-cuesta-realmente-un-superyate