A estas comidas anuales acuden titulados de puente y máquinas con el vínculo de haber estudiado en la única Escuela Superior de Náutica de Galicia, la de Coruña. A partir de ahí, su paso por los barcos y sus destinos en tierra son de lo más variado. La novedad este año era la presencia de un mayor número de mujeres profesionales del sector, de compañeras de la Escuela de Náutica, de compañeras de profesión.
Los medios locales que publicaron el evento colaron una preposición que me ha hecho reflexionar esta mañana “como principal novedad, este año contó con la asistencia de un importante número de mujeres de marinos mercantes¨, de esposas de estos señores, vamos.
Y sí, claro, pensé en la igualdad, pero en este caso, y a pesar del titular… pensé que me siento igual que mis compañeros, igual de discriminada al pertenecer a una profesión absolutamente desconocida para la población en un país costero (que no marítimo) como es España.
Se ha hablado mucho de la estiba estas semanas. Al margen de intereses políticos, de derechos sindicales, de cobardías, competencias, sanciones, privilegios, sentencias, etc. creo que lo único que ha quedado claro es la importancia de los puertos -como receptores de barcos y mercancías- y la importancia del transporte marítimo como sector estratégico para un país ¿Por qué entonces nadie conoce, potencia y defiende las profesiones marítimas? ¿Por qué se criminaliza y desprestigia la profesión?
La formación de los marinos es de las más completas, abarcando un número y variedad de materias que difícilmente se encuentran en otras profesiones; es decir, las Escuelas de Náutica facultan a los alumnos para un desarrollo profesional completo y los capacitan a nivel internacional. Donde de verdad se forjan estos profesionales es en la mar, en los barcos, en los puertos, en las miles de tareas sumadas a la navegación que estos profesionales tienen encomendadas. Se trata de una formación muy amplia y global que requiere actualizaciones y puestas al día que no se exigen a ningún otro colectivo profesional.
Asistimos en la actualidad a un déficit de oficiales a nivel mundial, clama la OMI (Organización Marítima Internacional) con demasiada frecuencia y, paralelamente, en países como el nuestro, los marinos que salen de las Escuelas tienen unas dificultades inmensas para encontrar embarque, realizar las prácticas obligatorias y titularse como uno de esos profesionales tan demandados a nivel internacional. La contratación de marinos “baratos” de países en desarrollo en detrimento de marinos nacionales no ha dejado de crecer, el uso de banderas de conveniencia y el recorte de gastos de personal es una constante en el sector marítimo.
Pudiera parecer que el desarrollo profesional de los marinos mercantes carece de interés público en un país en el que apenas queda flota abanderada, pero ayer, escuchando a aquellos “agregados” cuyo embarque era obligatorio; a aquéllos que poblaron los barcos en los años 70 y 80 del pasado siglo y se formaron profesionalmente para luego desarrollarse en la Administración, en la empresa privada, en las compañías de seguros, como peritos, prácticos, inspectores, controladores… me daba pánico pensar que se van a jubilar y que nosotros (y nosotras), la generación siguiente, no alcancemos para relevar su pericia, experiencia y profesionalidad. La ausencia de políticas marítimas y el desprestigio constante hacen que asumamos un riesgo mayor: en el futuro, de seguir así, tendremos que importar prácticos filipinos, inspectores MOU rusos, capitanes marítimos croatas, controladores ucranianos… y encargar el salvamento marítimo a empresas de Holanda, o de Panamá.
Hoy, leyendo en NAUCHERglobal que de nuevo se ha abierto la vía penal y se investiga y criminaliza en España a los profesionales del mercante ruso MIDVOLGA -2, me he preguntado: ¿de verdad cree alguien que los jóvenes españoles querrán estudiar Náutica y harán un enorme esfuerzo para formarse en la mar?
Fuente: NAUCHERglobal
http://www.naucher.com/es/actualidad/una-profesion-desprestigiada/_n:6193/