CME, 1 Marzo (Madrid).- El pasado 1 de marzo el Desayuno con el Clúster Marítimo Español contó como invitado con el Teniente General Juan Manuel García Montaño, Director General de Armamento y Material del Ministerio de Defensa desde septiembre de 2102.

IMG-20160301-WA0005La presentación corrió a cargo de Federico Esteve, Presidente de Honor del Cluster Marítimo Español, que hizo un somero repaso del extenso currículo del ponente, antes de hablar de la participación y colaboración del Ministerio de Defensa y la Armada en todas las actividades del Clúster Marítimo Español, desde que se firmara en 2010 un convenio de cooperación que está dando excelentes frutos.

Esteve aprovechó la ocasión para detallar las actividades y objetivos del Clúster en general y más específicamente las relacionadas con la seguridad y la defensa, así como las de los Grupos de Trabajo de Seguridad Marítima y Defensa, en los que se centra la colaboración con el Ministerio y la Armada.

 

IMG-20160301-WA0002Industria de Defensa

El Teniente General García Montaño, inició su intervención dedicada a la “Política de Armamento y Material Española en el Ministerio de Defensa” agradeciendo la invitación del Clúster para exponer la estrategia industrial de defensa española.

El ponente expuso las funciones de su dirección en el ámbito de las compras y la I+D+i de defensa, y las responsabilidades que asume en la integración logística, la financiación, y los programas de adquisición de material y armamento, entre cuyos objetivos está el de fortalecer la base industrial y tecnológica de la defensa.

García Montaño hizo un breve recorrido por los últimos años de la política de armamento y material, desde finales de los años 90 hasta 2012, en los que se registró un proceso de modernización de las Fuerzas Armadas y de fortalecimiento del tejido industrial y tecnológico de la defensa, gracias a un incremento del esfuerzo inversor.

Un esfuerzo que según el Teniente General “nos situó al nivel que la OTAN y La Unión Europea nos exigían”, gracias al impulso a programas especiales de armamento que con la pre-financiación del Ministerio de Industria consiguieron elevar el valor tecnológico y la complejidad de nuestra Industria de Defensa, y su peso económico.

Entre ellos, mencionó el programa Leopardo por valor de 2.800 millones de euros, el Eurfigther, de 12.000 millones o el de la Fragata F-100 de 3.000 millones de euros.

 

Años de crisis

 

Tras el año 2010, señaló el ponente, cuando se afianzaba el modelo de financiación, comenzaron las dificultades presupuestarias, llegó la crisis y evitó que se pudiera consolidar y tener continuidad en el tiempo. A partir de 2013 se pudieron reconducir los programas, extendiendo los pagos y renegociando sus condiciones, para adaptarse a las nuevas condiciones de financiación.

Con esa renegociación, se pudo sostener lo más sustancial de los sistemas, con menos presupuesto y tratando de salvar el mantenimiento que asegurase el ciclo de vida de los sistemas. De modo que, además de la adquisición del material, se contemplasen los treinta años de vida de los sistemas y sus modernizaciones correspondientes.

El Teniente General subrayó que “al margen de la situación económica y sin dejarse llevar por ilusiones industriales hay que tener en cuenta las necesidades reales de las Fuerzas Armadas”.

 

Cambios organizativos

 

También en 2013, señaló García Montaño, se realizaron cambios organizativos en la Dirección General para permitir “la ejecución centralizada de los programas y buscar mayores niveles de eficacia y eficiencia, al mismo tiempo que se buscaba el fortalecimiento de la base industrial y tecnológica de la Defensa”.

En la actualidad, esa base industrial cuenta con 515 empresas de las que casi cuatrocientas están activas y generan 19.000 empleos directos y 182.000 indirectos, Su facturación en 2014 fue de 5.400 millones de euros de los que apenas el 20 por ciento correspondió a compras del Ministerio de Defensa y el resto se debió a la exportación.

El Teniente General subrayó que desde su Dirección General se considera “imprescindible la cooperación entre todos los agentes del Sector industrial de la Defensa para controlar las transferencias tecnológicas y establecer acuerdos internacionales para el desarrollo de equipos y sistemas”.

También es clave definir las capacidades que debe alcanzar la Industria de Defensa y, en ese sentido, mencionó la Estrategia Industrial de Defensa que fija los objetivos y cómo conseguirlos.

Esa estrategia detalla las actuaciones definidas para diez años en un programa flexible y adaptable a los cambios que se vayan produciendo en la tecnología y las necesidades, y sustentado en principios de competitividad, dirección estratégica, eficiencia, viabilidad y concentración de capacidades.

Esa estrategia apunta hacia un futuro que ponga en valor la tecnología actual y defina la que se quiere desarrollar, y, como ejemplo, el ponente mencionó la integración de los institutos tecnológicos de Defensa en el INTA, cuyo director ya fue protagonista de un reciente Desayuno con el Clúster Marítimo Español.

La nueva estrategia de I+D+i de Defensa, junto con la estrategia industrial, fija un marco de colaboración que empieza por las propias aportaciones de todos los implicados en la propia definición estratégica.

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Marco Internacional  

 

La estrategia tiene un primer eje que viene definido por el Marco Internacional que fija la Unión Europea en el Programa Marco 2020, con proyectos como los de aviones remotamente tripulados, las comunicaciones por satélite o la gestión del tráfico aéreo global.

En el ámbito nacional, además del aprovechamiento de los fondos estructurales que puedan corresponder a determinadas regiones españolas, el teniente general mencionó la prospectiva tecnológica y las dificultades de separar la tecnología civil y la militar como ejes de reflexión.

García Montaño se refirió a la importancia de mantener la participación en los foros internacionales más relevantes que se hizo muy complicado en los años de crisis, al apoyo institucional necesario para la cooperación y la exportación, y a la necesidad de contar con personal especializado de alto nivel.

 

Desafíos      

 

Llegado a ese punto, el ponente se centró en los retos y desafíos a los que se enfrenta la Política de Armamento y Material Española del Ministerio de Defensa, empezando por el presupuestario, ámbito al que todavía no han llegado los efectos del final de la crisis.

El Teniente General subrayó que “las cosas todavía son difíciles con un presupuesto para 2016 de 5.785 millones de euros, aproximadamente el 0,6 por ciento del PIB, cuando el objetivo expresado por la OTAN y La Unión Europea se sitúa en el entorno del 2 por ciento”.

Junto a ello, el principal reto “es seguir modernizando las Fuerzas Armadas para que estén a la altura de los tiempos, lo que exigiría un nuevo ciclo de inversión con un montante de unos 15.000 millones de euros. Para lo que es necesaria la estabilidad presupuestaria”.

Para finalizar, el Teniente General García Montaño, subrayó que “estamos en un escenario de segura incertidumbre, para el que las fuerzas Armadas deben estar equipadas, lo que exige una importante base industrial de respaldo.

 

Preguntas

 

A la exposición de García Montaño siguió un turno de preguntas en el que se inquirió al ponente sobre cuestiones como las perspectivas de la Industria Naval Militar española, el uso futuro de aviones no tripulados, la ciberseguridad y sus exigencias, y las posibilidades de cooperación con el sector civil, o el nivel de equipamiento de nuestras Fuerzas Armadas.

Otras preguntas se dirigieron a cuestiones organizativas de las Fuerzas Armadas, los Proyectos 8 +8 y F-100, la participación de las Pymes en la estrategia industrial de Defensa, la influencia de las alianzas internacionales en la política de armamento y material, la competitividad de la Industria de Defensa Española o la situación geoestratégica global.

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