La entidad Ocean Care, adherida a la Alianza Mar Blava, es cofundadora y principal promotora de la Silent Oceans Coalition.
Según han explicado desde la Alianza, desde 2002 las campañas emprendidas por la Silent Oceans Coalition han logrado que los responsables políticos de diferentes países, así como diversas instituciones internacionales, hayan comenzado a reconocer la amenaza que para la vida marina supone la contaminación acústica y hayan recomendado precaución en el uso de ruido antropogénico en los océanos.
De hecho, la Organización de Naciones Unidas reconoció en 2005 que la contaminación acústica es una de las cinco mayores amenazas para los mamíferos marinos y una de las diez mayores amenazas para los océanos. Por ello, la ONU ha establecido la reducción y regulación de la contaminación acústica del océano como una de sus altas prioridades.
Con el fin de que los océanos recuperen su silencio original, la Silent Oceans Campaign demanda, entre otras cosas, que se instaure un marco normativo internacional para reducir la contaminación acústica del océano y que los hábitats sensibles para la fauna y las áreas marinas protegidas no se vean sometidos a fuentes de contaminación acústica submarina, entre otras cosas.
Una de las principales fuentes de contaminación acústica del medio marino, según Mar Blava, son las prospecciones sísmicas de las exploraciones petrolíferas, con consecuencias fatales para la fauna marina.