El buque EDT Ares de la empresa americana Phoenix International -contratada por Defensa- fue el encargado de rescatar a dos de los militares fallecidos, cuya identidad no ha trascendido, y gran parte de la aeronave. En el aparato viajaban el capitán Daniel Pena, los tenientes Carmen Ortega y Sebastián Ruiz y los sargentos Carlos Caramanzana y Jhonander Ojeda. Éste último fue el único que logró ser rescatado con vida tras el incidente.
Tras concluir la operación de izado, el submarino del EDT Ares volvió a sumergirse para continuar con la búsqueda de los dos cuerpos aún desaparecidos. Mientras, un buque de la Armada trasladó los cadáveres de los otros dos militares encontrados hasta la Base Naval de Las Palmas de Gran Canaria. De ahí los restos fueron llevados al Instituto Anatómico Forense de la capital grancanaria, donde se les practicará la autopsia.
La recuperación de los restos del accidente del Súper Puma se produjo después de que estos fueran localizados en la madrugada del domingo por el robot Rémora II de Phoenix International.
A la espera de una explicación oficial que relate cómo se realizó la maniobra de recuperación en la tarde de ayer, fuentes cercanas al rescate apuntan a que éste pudo consistir en elevar el helicóptero hasta una superficie que permitiera actuar a los buzos de la Armada accediendo al interior del mismo para extraer “manualmente” a sus ocupantes.
El deterioro en el que se encuentran los restos del siniestro tras pasar más de un mes sumergidos a 2.362 metros de profundidad hacen que sea un rescate “delicado” en el que “el estado de descomposición de los cuerpos sea muy elevado”.
“Los cuerpos estarán muy deteriorados así que para evitar pérdidas podría haberse optado por mandar un vehículo submarino no tripulado (ROV) más pequeño que el que se ha utilizado hasta ahora para sacar uno por uno a los tripulantes desde donde está ubicado el helicóptero, sin elevarlo”, explican algunas fuentes conocedoras del caso.
Esta maniobra hubiera evitado la rotura del helicóptero que se produjo ayer durante el izado del aparato. Para poder llevar a cabo este último planteamiento, el ROV necesitaba contar con funciones extras que le permitieran cortar los cinturones de seguridad con los que los cuerpos de los accidentados permanecen en el interior del aparato y enganchar los restos para arrastrarlos hasta la superficie. Momentos antes de que se confirmara el rescate de parte de los miembros del SAR implicados en la tragedia, la delegada del Gobierno en Canarias señaló que la obtención de resultados era “cuestión de horas”.. Hernández Bento explicó que se barajaron “varias opciones” para el rescate de la aeronave y de los cuerpos de sus tripulantes y que la elegida, sobre la que no entró en detalles, es la que “menos riesgo entraña”. La delegada, insistió en que hay que confiar en que las labores de recuperación de los restos del siniestros están en las “mejores manos”, refiriéndose al Ejército del Aire y a la empresa americana considerada como “la mejor del mundo” en este tipo de operaciones a grandes profundidades Las previsiones se confirmaron cuando a las 18.30 horas el Meteoro tomó rumbo desde la zona de búsqueda hacia la Base Naval. Poco después de las 22.30 el buque hizo su entrada en el Puerto de La Luz y de Las Palmas portando en su interior los dos cadáveres que se consiguieron rescatar.
“Todos entendemos que se rescate y no se abandone a estos militares”, quienes fallecieron mientras realizaban un entrenamiento nocturno de auxilio a un barco de la Armada, señaló Hernández Bento. La delegada apuntó que en estos casos “no es una cuestión de dinero: no tiene precio”. El presupuesto que Defensa ha destinado a Phoenix Internacional, la compañía americana especializada en este tipo de rescates y a la que el Ministerio adjudicó la ejecución de esta misión, asciende a 3,2 millones, según publicó ayer el BOE.
