Hace una semana el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil rescató en el mar a 90 metros de profundidad un ultraligero y los cadáveres de sus dos ocupantes, en una arriesgada operación de un grupo formado por 223 buceadores altamente especializados y cada vez más demandados.

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España es prácticamente el único país de nuestro entorno que cuenta con una unidad de este tipo perteneciente a una fuerza de seguridad del Estado

TERRA, 19 Ene. (Madrid).- No es esta la máxima profundidad en la que han tenido que intervenir los agentes del GEAS. Su techo, o mejor dicho su fondo, es por el momento los 105 metros, alcanzado en Ibiza por un grupo preparado y capacitado para enfrentarse a catástrofes como el trágico naufragio en 2012 en la isla italiana del Giglio del Costa Concordia, con 4.220 pasajeros a bordo.

Como explica a Efe su máximo responsable, el teniente coronel Santiago Almeida, España es prácticamente el único país de nuestro entorno que cuenta con una unidad de este tipo perteneciente a una fuerza de seguridad del Estado, distribuida en 23 grupos por todo el territorio.

Gracias a esta distribución, en apenas media hora todos los agentes del GEAS pueden desplazarse a cualquier punto de la geografía donde fuera necesaria su presencia para intervenir ante una emergencia, incluso las de una magnitud similar al naufragio del Costa Concordia.

Salvamentos, rescates, búsqueda y recuperación de objetos y cadáveres, seguridad en los puertos y en competiciones deportivas y protección de patrimonio natural y cultural subacuático son las misiones encomendadas al GEAS, sin olvidar su función de Policía Judicial bajo el agua.

Aún sin cerrar definitivamente los datos de 2013, las cifras cantan y constatan, según observa Almeida, un notable incremento de los servicios del GEAS, ya que se ha pasado de los 6.355 de 2012 a los 8.683 del pasado año, lo que supone un incremento del 36,6 por ciento.

Durante el año pasado se han rescatado 91 cadáveres (100 en 2012) y se han realizado 407 salvamentos, un servicio que ha registrado un alza importante respecto a los 171 del año anterior.

El teniente coronel justifica esta cada vez mayor actuación de sus buceadores en un aumento en España de las actividades deportivas bajo el agua, tanto en el mar como en pantanos o embalses, así como en la necesidad de aumentar la seguridad en los puertos tras los atentados del 11S y del 11M, y en la llegada de inmigrantes a las costas.

Pero también por la mayor concienciación en la protección del patrimonio bajo el agua y por el uso que la delincuencia hace del medio acuático, arrojando en muchas ocasiones las pruebas del delito, como armas, coches, drogas e, incluso, cadáveres.

Una cámara hiperbárica móvil -la única existente en España- y tres robots tripulados desde superficie con cámara anterior y posterior son los medios técnicos más avanzados de los que dispone la unidad y que complementan a los habituales.

Medios suficientes en tiempos de crisis, según Almedia, quien resalta la gran disponibilidad y especialización de estos 223 buceadores de la Guardia Civil, el único cuerpo policial en Europa y en el mundo anglosajón que cuenta con ese elevado número de especialistas en el medio subacuático “y a tiempo completo”.

Aunque la formación básica es la misma para todos los buceadores -todos ellos hombres-, su especialización está en función del territorio donde desarrollan habitualmente su trabajo.

De este modo, los del interior de la Península, relata el teniente coronel, están más especializados en buceo en casi nulas condiciones de visibilidad (pozos, pantanos, balsas); en otras zonas como en Huesca lo están en buceo bajo el hielo y en rescates en barrancos, y en el Estrecho en buceo en corrientes, por ejemplo.

No hay una edad límite para dejar de ejercer este servicio, ya que en muchas ocasiones la menor forma física se compensa con la experiencia, si bien todos los buceadores se someten periódicamente a una especie de “reválida” que deben superar para seguir en la unidad, explica Almeida.

Los GEAS cuentan con un grupo altamente especializado, el de Buceo Técnico y Espeleobuceo. A él pertenece el sargento Santiago Cifuentes y fueron sus agentes los que el pasado domingo, y tras cuatro días de trabajo, lograron rescatar en Roses (Girona) un ultraligero y a los cadáveres de sus dos ocupantes.

El grupo se “bautizó” con una exitosa operación en la Cueva del Francés, en el L’Estartit, también en Girona, donde diez buceadores lograron finalmente rescatar a un belga que había desaparecido el 22 de agosto de 2006. Hasta el 11 de septiembre no pudo ser rescatado.

Otra de las operaciones destacadas de este grupo tuvo lugar el pasado mes de agosto a 75 metros de profundidad. Una persona desapareció mientras buceaba en Santander en el pecio denominado Acorazado España.

Cifuentes subraya el mayor número de servicios de este tipo por la “ambición” de la población de “llegar más allá”.

A la complicación que supone un rescate en el agua se une, dado el carácter de Policía Judicial de los buceadores del GEAS, la necesidad de llevar a cabo un meticuloso trabajo para no perder ninguna prueba y favorecer así la investigación.

Hay que tener en cuenta, dicen a Efe los buceadores de la Guardia Civil, que bajo el agua no se piensa igual, las condiciones de visibilidad son malas, los movimientos son más limitados y hace frío.

Por ello, su labor es “técnicamente muy difícil”, apostilla Almeida, orgulloso de su equipo, el único que logró cumplir al cien por cien los objetivos en un simulacro de tsunami que se realizó recientemente en Italia.

Los GEAS no han tocado fondo y esperan superar los 105 metros de profundidad que han alcanzado. Pero tienen claro que la meta más importante de cada intervención es rescatar sano y salvo al auxiliado.

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