El modelo para el LHD turco es el buque de proyección estratégica Juan Carlos I
EL CONFIDENCIAL, 13 Ene. (Madrid).- A la espera de lo que decida la mexicana Pemex para hacer sus “flóteles”, Turquía se ha convertido en la principal esperanza para el sostenimiento de Navantia en el arranque de un ejercicio que se presentaba muy complicado después de la entrega en diciembre del último barco construido en sus astilleros para una marina extranjera (el Adelaide con destino a Australia) y sin encargos del Gobierno para la Armada española desde el principio de la crisis económica.
Las únicas buenas noticias para Navantia en los últimos meses de 2013 fueron el acuerdo con los Estados Unidos para el mantenimiento de sus destructores destinados a Rota y el compromiso anunciado por Gas Natural (previas presiones del Ejecutivo) de encargar un barco metanero a la empresa nacional, además de los cuatro ya solicitados a astilleros coreanos y japoneses.
El acuerdo con Turquía, confirmado por las autoridades de ese país el 27 de diciembre, configura un tipo de contrato y de negocio para la empresa nacional que no incluye hacer el casco: proporciona el diseño, transfiere la tecnología requerida para la construcción, los equipos y la asistencia técnica para que Sedef (astilleros turcos) pueda hacer el buque multipropósito.
Navantia se queda con la parte más rentable, que es la ingeniería y el diseño general, los motores, la turbina o sistema integrado de control de la plataforma, mientras que la empresa local se centra en los bloques. En la empresa nacional calculan que el LHD proyectado para la Marina turca, más cuatro lanchas de desembarco, les supondrá hacerse con un contrato que rondará los 140 millones de euros. Según los datos de la operación a que ha tenido acceso El Confidencial, el acuerdo conlleva dotar a los astilleros de Fene-Ferrol y San Fernando-Puerto Real de cerca de 800.000 horas de trabajo, otras 50.000 para Navantia Sistemas y 28.000 para la fábrica de motores (Cartagena).
El modelo para el LHD turco es el buque de proyección estratégica Juan Carlos I, dado de alta en la Armada española en 2010 y con dos gemelos entregados ya a la Marina australiana: el Canberra y el citado Adelaida. Navantia se convertirá así en un referente en el mercado de ese tipo de navíos de guerra multipropósito.
El Juan Carlos I es el mayor barco de guerra construido nunca en España. Con 231 metros de eslora, desplaza 26.000 toneladas y sirve como buque anfibio capaz de transportar Infantería de Marina para realizar un desembarco, como navío de proyección de fuerzas de cualquier ejército a un teatro de operaciones (puede acomodar hasta 1.200 personas) y como eventual portaaeronaves.
El contrato con Turquía supone para Navantia la entrada en un mercado nuevo y en alza. La empresa nacional también ha presentado a las autoridades y a la Marina de ese país su modelo de fragata F-100 exportado ya a Noruega y que también sirve de base a los destructores australianos. El pasado verano la fragata Blas de Lezo hizo escala en Estambul mientras ejercía el mando de la agrupación naval permanente de la OTAN en la zona con el fin de que las autoridades turcas conocieran más de cerca una unidad de F-100 equipado con el sistema de combate Aegis.