Un tercer remolcador de Salvamento Marítimo se ha sumado este miércoles a las operaciones de reflotamiento del buque BSLE Sunrise, varado en la playa valenciana de El Saler desde el viernes 28 de septiembre, junto al navío Celia, para el que también han comenzado las operaciones preliminares para intentar remolcarlo por parte de la empresa contratada por el armador, según ha informado en un comunicado Salvamento Marítimo.

 Un tercer remolcador intenta reflotar el Sunrise 

LEVANTE, 04 Oct. (Valencia).- Así, esta mañana ha llegado a la zona de operaciones el remolcador de Salvamento Marítimo Marta Mata procedente de Palma para intentar reflotar al BSLE Sunrise, de 113 metros de eslora. El plan de actuación se centrará hoy en el intento de remolque con tres buques de Salvamento Marítimo: el Marta Marta tirará por la amura de estribor, el Punta Mayor por el centro y el Sar Mesana por la amura de babor.

El buque "BSLE Sunrise", cargado de tubos de acero, amaneció ayer un poco más lejos de la costa y enfilado hacia las aguas más profundas del golfo de Valencia. Visto tras las dunas parecía un espejismo. Capitanía Marítima aseguraba que el barco se había movido 45 metros y 90 grados hasta quedar perpendicular a la costa. El resto parecía fácil. Los vecinos de la urbanización la Casbah, que de deslindes y líneas de costa entienden un rato, aseguraban que era la playa la que había retrocedido 45 metros debido a la pantalla que ofrecía el barco y que impide a las olas aportar la arena.

Desde el amanecer y hasta el ocaso, los remolcadores "Punta Mayor" y "Sar Mesana" intentaron coordinadamente y desde distintos ángulos sacar el barco "BSLE Sunrise" del lecho de arena en el que permanece anclado. Al atardecer, el barco no se había movido ni un milímetro, aparentemente, aunque los expertos -la playa está llena de ellos estos días- aseguraban que el esfuerzo conjunto de los remolcadores evitó que el barco quedara atrapado en un sarcófago de arena.

A unos metros, el buque "Celia", algo inclinado y paralelo a la línea de costa, parecía tenerlo más difícil todavía. La estrella invitada, el remolcador "Med Fos", había llegado desde Gibraltar la tarde anterior. Sin embargo, hasta el medio día no se pudo enganchar un cabestrante a la popa del barco, al que los expertos recomiendan sacar de culo, con perdón. Durante horas, ni el humo negro de los motores del remolcador ni los consejos de los prácticos lograron el menor avance ante la atenta mirada de cientos de personas que ven en el rescate de los barcos el mejor espectáculo del otoño.

También al mediodía llegaba en una góndola un pequeña draga que formaba parte del "Plan de Reflotamiento" presentado por el armador del buque "Celia". Su misión en las próximas horas consistirá en abrir un pasillo en la arena depositada bajo el casco del buque y que impide su movimiento.

A las 13.30 horas apareció la draga escoltada por la Policia Local, que facilitó el acceso a la playa junto a la Casbah. Justo cuando iba a ser descargada alguien pensó que era conveniente ponerle gasóleo a la gabarra antes de que entrara en el mar. Un pequeño retraso que nadie interpretó como el anticipo de una serie de desgracias encadenadas que impidieron ayer el trabajo de la draga salvadora.

A las 14 horas, la draga se elevaba sobre la arena del Saler con cuatro patas similares a las de un pequeño artrópodo de hierro pero no pudo bajar porque la góndola se había atascado en la arena. A esa hora, las arenas del Saler había atrapado ya a dos barcos y un camión. Un récord digno de la costa de Namibia.

A las 15.30 horas llegó una excavadora que liberó el camión mientras en pesados movimientos la draga llegaba junto al mar. Lo que quedaba era cosa de "coser y cantar" pero, para sorpresa de los montadores, los latiguillos del circuito servohidráulico de la draga y los del cabezal que extrae la arena no casaban. A las 17 llegaba el ancla y a las 17.30 los adaptadores para los latiguillos y un chaleco salvavidas para el conductor. Sin embargo, el rotor se negaba a girar o lo hacía sincopadamente. Tres latiguillos y tres conectores, pero sin colores identificativos que los casaran adecuadamente, se revelaron como un problema resuelto tras aplicar un tratado de combinaciones y permutaciones. A las 19.30 el encargado recibe una llamada. "Hay que entrar al mar y hacer algo hoy. Como sea", les dice a los mecánicos cuando la noche está a punto de caer. La presión aumenta pero el "rotovator" de la draga no se mueve hasta que alguien-el conductor de la excavadora que rescató el camión- sugiere cambiar unos vástagos.

En la playa, mientras tanto, el ambiente continúa igual de animado. La mayoría de los testigos son curiosos, pero entre ellos y pese al viento se oyen a veces conversaciones en inglés, holandés… Son hombre jóvenes con mochila. Miran, apuntan y hablan por teléfono. Son los rescatadores -hasta cuatro empresas había ayer en la playa-que observan todo con detalle y evalúan si merece la pena presentar una oferta a cambio del valor de la carga.

Cerca de ellos, resignados al fracaso del día, dos asiáticos con gorra de béisbol resultan ser los armadores del "BSLE Sunrise". Capitanía les ha dado hasta hoy para presentar su propio plan. Continuará.

 

El ayuntamiento valla el acceso a las playas que pierden arena

El litoral del Saler volverá a tener el mismo aspecto que antes de que dos buques encallaran en su orilla, aunque, por el momento, el ayuntamiento instalará unas vallas para limitar el acceso a las zonas donde se ha generado un talud de arena por las operaciones para reflotar los dos barcos encallados. Así lo aseguró ayer la concejala de Playas Lourdes Bernal tras garantizar que los navíos varados en la playa del Saler no producen ninguna afección al medio ambiente de este espacio natural y que la zona se restaurará "sin problemas".

"La arena no se ha perdido, sino que simplemente se ha desplazado, como ha confirmado la Demarcación de Costas, y por lo tanto esta zona podrá volver a ser restaurada sin problemas e inmediatamente después de que sean reflotados los barcos", apuntó. Sin embargo, el ayuntamiento, Capitanía Marítima y Demarcación de Costas han decidido limitar el acceso a parte del litoral "para evitar que los paseantes y curiosos se acerquen a la orilla, en prevención de cualquier riesgo que pueda surgir". Eso sí, Lourdes Bernal aseguró que se exigirá a las compañías navieras que costeen cualquier daño que hayan producido sus barcos así como el coste de la regeneración de la playa, aunque recalcó que no se existe ningún riesgo medioambiental "ni de contaminación".

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