La campaña del bonito está siendo la más desastrosa de los últimos diez años. El Burela, la "capital del bonito", las descargas se desplomaron un 83% en relación a 2010. En lo que va del mes de julio, el pósito de la Mariña recibió en lo que va de julio un total de 190.919 kilos de bonito, frente a los 1.109.594 de hace dos años. Ya el año pasado las capturas de la flota burelense fueron la mitad que en julio de 2010, con 497.649 kilos descargados. También el puerto de A Coruña vio también como las capturas en este mes disminuyeron años tras año. Así en julio de 2010 se descargaron 365.208 kilos; el mismo mes del año pasado 219.832 y en lo que va de mes 75.453.

 En la "capital" de esta especie se descargaron 190.919 kilos este mes frente a los 1,1 millones de kilos de hace dos años 

En el puerto vigués de O Berbés apenas se registraron entradas de esta especie. Esto ha provocado que la mayoría de las pescaderías estén desabastecidas de bonito y en las que lo venden su precio por kilo casi duplica el de hace un año.

La falta de capturas no es exclusiva de la flota gallega, Los arrantzales vascos se lamentan de que parece que el bonito haya desaparecido este año de sus costas.

Los armadores gallegos se muestran desesperados porque no dan con los bancos de bonito en las zonas en las que tradicionalmente se encuentran en estas fechas. De hecho, la lonja de Burela llegó a tener que suspender alguna subasta ante la falta de entrada de túnidos.

Los armadores tenían puestas muchas esperanzas en la costera de este año, tras la recuperación registrada en la de 2010, en que el bonito llegó muy pronto con buenas capturas en las primeras semanas de julio, para descender a finales de ese mes, por lo que la flota gallega tuvo que ir a buscarlo más lejos, hasta a 600 millas en dirección al suroeste de Irlanda. Hubo barcos que gastaron mucho dinero en llenar los depósitos de gasoil para una simple marea de bonito, y en más de una ocasión regresaron con las bodegas vacías de pescado. Este año no quieren que pase lo mismo y muchos barcos ni se aventuran a viajar hasta aquellos caladeros en lo que queda de campaña.

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