Mi padre, Carlos, segundo Conde de Godó, era un gran amante del deporte. Si hace 70 años puso en marcha un torneo con su nombre que es una referencia en el mundo del tenis, hace medio siglo pensó que la vela necesitaba una regata en Barcelona y le puso su nombre al trofeo. En 1974 coincidió que era presidente del Salón Náutico y del Real Club Náutico de Barcelona. Aquel año entregó el premio al mejor deportista a Antonio Goróstegui, un patrón cántabro que había conseguido ser…

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