“Intentamos hacer las cosas lo mejor posible para que todo el servicio, en nuestro caso el de asesoramiento jurídico, que rodea la construcción de buques que se construyen en España sigan teniendo un cartel extraordinario en el mundo”
Con 17 años de experiencia, Qvadrigas Abogados es un despacho formado por un grupo de profesionales con dilatada trayectoria en el ejercicio de la abogacía. Con un seguimiento continuado de los asuntos encomendados, defiende como valor fundamental la importancia de crear vínculos de fidelidad entre los clientes y el propio despacho.
Así, actúa en cualquiera de los ámbitos jurisdiccionales en todo el territorio nacional, estando estrechamente relacionado con el segmento naval y el de la automoción.
En este sentido, el departamento de Derecho Marítimo de Qvadrigas Abogados presta asesoramiento en el ámbito del derecho de construcción naval, principalmente asesorando a astilleros y figurando durante varios años como uno de los más reconocidos en Europa por la Guía de abogados y despachos Chambers & Partners Europe.
Gonzalo Alvar, socio de Qvadrigas, nos cuenta la trayectoria del despacho, así como las diversas actuaciones y pasos dados por el mismo en el sector naval.
¿Cuál es la actividad de Qvuadrigas? ¿A quiénes se dirige?
Qvadrigas es un despacho formado por 9 abogados. Nos dedicamos a dos nichos de mercado muy específicos. Uno es el derecho de construcción naval y el otro es el sector de la automoción. Además, llevamos temas mercantiles/societarios, civiles y procesales.
En el segmento de la construcción naval, no sólo nos ocupamos del contrato de construcción, sino que también prestamos nuestro asesoramiento en los contratos de financiación, de garantías/contragarantías, tax lease, subcontratos, contratos de ingeniería, contratos de agencia, etc.
Por mi trayectoria profesional, nos dirigimos a astilleros y compañías del sector cercanas al astillero. También prestamos apoyo a despachos extranjeros que necesitan un asesoramiento específico en derecho español sobre asuntos relacionados con el derecho marítimo.
¿Cuáles son los principales objetivos y valores que la definen?
Nuestro objetivo primordial es la satisfacción de nuestros clientes.
Nuestra filosofía básica es que el cliente se olvide de los temas jurídicos, que de eso ya nos encargamos nosotros, y que se dedique a gestionar su empresa.
Llega un momento en el que, evidentemente, la cuestión jurídica necesita una toma de decisión por parte del cliente, pero hasta ese momento intentamos que se centre en la dirección de su empresa. La responsabilidad sobre los asuntos encomendados en uno de nuestros grandes valores.
¿Cómo ha sido la evolución de su organización desde su fundación?
Desde el origen de nuestro despacho, prácticamente hemos mantenido un núcleo básico de socios. Abrirse camino en Madrid, un despacho de abogados de nuestro tamaño, surgiendo de la nada, es bastante complicado.
Yo estoy muy orgulloso, porque va a hacer 17 años que estamos en el mercado y aquí seguimos. Desde el principio hemos seguido la misma filosofía: protección de la pequeña y mediana empresa, en especial profesionales relacionados con el mundo de la automoción, y del sector naval que nos han confiado sus asuntos. Y lo que es muy importante para nosotros: son empresas que saben que siempre nos van a encontrar a su lado para echarles una mano.
¿Qué les llevó a embarcarse en el mundo del derecho marítimo?
Cuando era niño, teníamos una casa en Málaga, justo encima del puerto. Cuando íbamos para allá desde Madrid, lo primero que hacía era ver los barcos y tomaba nota de los que entraban, los que salían, los puertos de origen y destino, la mercancía que transportaban…Compraba “Sur”, el periódico de Málaga, donde venía toda esa información. Era un poco friqui para esa edad pero creo que ese fue el origen de mi amor por los barcos.
Tras terminar la carrera de derecho, hice el curso de derecho marítimo en el IME y me fui a trabajar a Londres a un despacho maritimista a finales de 1993.
Estando allí me llamaron para trabajar en la asesoría jurídica de Astilleros Españoles, en la que estuve 10 años, y viví la fusión con Bazán y la creación de Izar, ahora ya Navantia. En 2003, Alfredo Briganty (antiguo compañero del despacho Pérez de la Cruz) me llamó y me animó a unirme a una nueva aventura que era y es Qvadrigas. Desde entonces, me dedico al asesoramiento de contratos de construcción naval. Más de 25 años ya…
¿Qué servicios ponen a disposición de los actores del sector naval?
El servicio que ponemos a disposición de los clientes son 24 horas, 365 días. Tenemos disposición absoluta. Además, ofrecemos confianza, experiencia y conocimientos.
Para mí, es esencial el factor humano. Que el cliente sepa que si tiene un problema acuciante o una necesidad de asesoramiento urgente nos puede llamar. A lo mejor no podemos solucionar la cuestión de manera inmediata, pero entre dos o tres espaldas la mochila, que tanto pesa al cliente, ya le irá pesando menos. Y a partir de ese momento empezaremos con nuestro esfuerzo y trabajo y, casi siempre, se obtienen resultados fructíferos.
Yo, después de tantos años, siento pasión por mi trabajo; y se lo procuro transmitir a mi equipo y, desde luego, a quien confía en mí
¿De qué manera contribuye al desarrollo del sector marítimo?
Todos los días intentamos aportar nuestro granito de arena, con nuestro trabajo profesional, del que ya hemos hablado, y con nuestro conocimiento del sector. Creo que tenemos muy buenos contactos y muy buenas relaciones, tanto a nivel nacional como internacional. Intentamos fomentar la industria naval española, p. ej. vinculando nuestros astilleros con armadores extranjeros, e intentamos hacer las cosas lo mejor posible para que todo el servicio, en nuestro caso el de asesoramiento jurídico, que rodea la construcción de buques que se construyen en España sigan teniendo un cartel extraordinario en el mundo.
Somos un despacho pequeño en Madrid, pero lo poco que podamos hacer, lo queremos hacer lo mejor posible para que en España se sigan construyendo barcos.
¿Qué contenciosos en los que haya participado Qvadrigas en este segmento destacaría por su trascendencia?
En realidad, yo no me dedico a temas contenciosos sino al asesoramiento contractual.
Hemos participado en la privatización del astillero de Sestao; en la gestión, negociación etc… de todos sus contratos entre los que se cuentan grandes proyectos de construcción de buques civiles en España; en la reestructuración de contratos de buques en construcción paralizados en el astillero de Sevilla, cuando estaba en liquidación, para que se pudieran terminar en LaNaval; contratos para el Astillero Murueta, el más reciente con un novedoso esquema de garantías a través de compañías de seguros/reaseguros…
Siendo una compañía muy presente en el día a día de astilleros y armadores, ¿qué particularidades cree definen a este sector, en comparación con otros como el de la automoción?
Ambos sectores se parecen por estar encuadrados en el segmento del transporte. El tipo de contratos puede tener cierta similitud, pero el derecho de automoción se genera en tres estadios: fabricante, concesionario y cliente final; mientras que en el sector naval realmente sólo hay dos partes intervinientes: el astillero y el armador.
Por tanto, El sector de la automoción digamos que se articula en torno a una cadena vertical, mientras que, en el naval, astillero y armador conforman una cadena horizontal.
¿Qué adaptaciones jurídicas prevén que serán necesarias en un futuro cercano para hacer frente a las nuevas tendencias del sector marítimo?
Fundamentalmente, va a ser necesario introducir modificaciones legislativas para regular los buques autónomos. Aunque no creo que lleguemos a ver buques autónomos navegando por alta mar sustituyendo a los buques convencionales, es evidente que hay que s facilitar el desarrollo de la tecnología través de las necesarias adaptaciones legales; y ya se lleva tiempo trabajando en esa dirección. En mi opinión, se tiene que empezar a desencorsetar la ley para dar cabida a todas estas innovaciones tecnológicas que estamos viviendo. Habrá que redefinir el concepto de buque, los requisitos para su registro, etc… y, a partir de ahí, se tendrán que readaptar los Convenios Internacionales, las legislaciones internas, etc…, etc…
¿Cuál ha sido la principal motivación para unirse al Clúster Marítimo Español?
Desde hace muchos años creo que, por vocación y dedicación, hace tiempo que debíamos estar en el Clúster. Por el día a día no nos ha sido posible pero ahora, por fin, lo hemos conseguido.
¿Qué cree que puede aportar su organización al conjunto del Clúster, y viceversa?
Creo que lo que nosotros podemos aportar es conocimiento en todo el tema de construcción naval, financiación, tax lease, garantías, relaciones con armadores, astilleros, con despachos de abogados extranjeros, ingenierías, etc. Todo el conocimiento y experiencia de más de 25 años de lucha diaria en el sector.
En cualquier caso, creo que el Clúster nos va a ofrecer mucho más de lo que podemos ofrecer nosotros, porque es un abanico de todas las empresas del sector, pero para los que se nos considere necesarios, ahí estaremos
¿Cómo le gustaría ver al Clúster en un futuro?
A mí me gustaría que el Clúster fuera la amalgama de todos actores que juegan en el sector marítimo, que fuera el embajador de España por todo el mundo. Cuando voy a ferias especializadas en Oslo o Hamburgo y veo los pabellones nacionales de las empresas del sector de Finlandia, de Dinamarca, de Italia… y, fundamentalmente, el pabellón holandés (y no hablo de los asiáticos), pienso que todavía nos queda mucho camino por recorrer. Y puede que ese papel de identificación de una industria puntera nacional lo podría asumir el Clúster.