El País. Una compañía de viajes de lujo prepara la primera ruta entre Alaska y Nueva York. El académico Michael Byers, uno de los invitados a este primer crucero por el Ártico canadiense, lo rechazó porque considera que el viaje es "perverso". "Es organizar un viaje para ver especies por el simple hecho de que sabes que no van a estar ahí en una década", explica en lo que el califica como turismo de extinción. "Los viajeros deben saber que van a un lugar destruido por el cambio climático".

crystal2El deshielo del Ártico por el calentamiento global está abriendo nuevas rutas por mar que hace una década eran impensables para el tráfico comercial. La compañía de cruceros de lujo estadounidense Crystal Cruises ultima los preparativos logísticos para el estreno, el próximo 16 de agosto, de un primer viaje que conectará Anchorage (Alaska) con la ciudad de Nueva York por el remoto paso del Noroeste. Cubrirá el recorrido en 32 días, si todo va bien.

Nunca se intentó antes algo similar. Hasta hace tres años esas aguas estaban limitadas a rompehielos de la Guardia Costera, pequeñas embarcaciones que transportan mineral de Quebec a China o que sirven a las comunidades locales, misiones científicas y yates privados. El Serenity transportará a 1.070 pasajeros maniobrando entre glaciares por las 19.000 islas de las majestuosas aguas del norte de Canadá.

El coste mínimo del pasaje es de 30.000 dólares, sin incluir las excursiones. Los billetes más caros ascienden a 160.000 dólares. Se vendieron en tres semanas. El barco tiene 13 plantas, casino, biblioteca, restaurantes y 600 tripulantes. Se considera de tamaño medio, pero es 10 veces más grande que las embarcaciones turísticas que se ven por las gélidas aguas del círculo polar canadiense.

“Llevamos más de dos años planificando este viaje”, explica Edie Rodríguez, presidente de Crystal, que destaca que este crucero se preparó en coordinación con expertos en expedición así como con el ministerio de Transporte de Canadá, los servicios de Guarda Costa y las agencias locales. La compañía de cruceros con sede en Los Ángeles ya ofrece itinerarios en Alaska y la Antártica.

Al explorador noruego Roald Amundsen le llevó tres años hacer la ruta. Es un territorio lejos de la mano del hombre un siglo después. Eso plantea un desafío logístico mayor, porque el trayecto no cuenta con la infraestructura para atender un crucero como el Serenity. Una operación de rescate requeriría de la intervención militar, los únicos con capacidad para llegar a esta zona remota.

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El pasaje del Noroeste está unos 800 kilómetros por encima del círculo polar. Al Serenity lo escoltará un rompehielos y cuenta con su propio helicóptero para determinar las condiciones del hielo. Una tragedia como la del Titanic no debería suceder por la tecnología que permite localizar obstáculos bajo el agua. El Canadian Ice Service le dará, además, sus predicciones de hielo.

Pero en las regiones polares nada es predecible. Un pequeño crucero de Clipper Adventurer sufrió un incidente hace seis años en el golfo de la Coronación. Llevó dos días a un rompehielos llegar hasta la zona. Pero si el viaje de este navío de 253 metros concluye con éxito, otros operadores se apuntarán a cubrir esa ruta. El crucero The World lo hizo en 2012 con 480 pasajeros a bordo.

 

Críticas

El académico Michael Byers fue uno de los invitados a este primer crucero por el Ártico canadiense. La rechazó porque considera que el viaje es “perverso”. “Es organizar un viaje para ver especies por el simple hecho de que sabes que no van a estar ahí en una década”, explica en lo que el califica como turismo de extinción. “Los viajeros deben saber que van a un lugar destruido por el cambio climático”.

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El pasado mes de agosto, el hielo que se extendía por el Ártico era un tercio inferior a la superficie de hace 25 años, según el centro de datos oficial con sede en Colorado. Byers calcula que una veintena de embarcaciones navegaron los casi 1.500 kilómetros de la ruta, la mitad de ellas con fines turísticos. Hace dos décadas eran aproximadamente cuatro barcos los que lograban hacerlo.

De acuerdo con los datos del servicio de Guarda Costa de Canadá, no llegan a la decena los pequeños cruceros que transitan por el legendario paso desde 2009. La diferencia es que el Serenity llevará a bordo más gente que las comunidades nativas que visitará a su paso, muy pobres. “Es una ironía”, añade Bryers, que anticipa un impacto social importante en la región si proliferan otros grandes cruceros. El operador del crucero señala, a la vista de la demanda generada por este primer viaje, que hay viajeros que dan mucho valor a este tipo de expediciones. Por eso ya están vendiendo pasajes para el verano de 2017. De hecho, el reto, coinciden los expertos, está en lo que llegará después si otras compañías de cruceros empiezan a ofrecer rutas por está región apartada de la civilización.

Fuente: El País
http://economia.elpais.com/economia/2016/05/21/actualidad/1463841043_623480.html

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