Alejandro Aznar, presidente del Cluster Marítimo Español, presentó al invitado, presidente del Círculo de Empresarios desde el l2 de Marzo de 2015, y repasó su extenso currículo tanto en empresas públicas y privadas, en distintos sectores, antes de hacer una breve presentación del Clúster, su labor y sus objetivos.
Después de que el presidente del Clúster subrayase el objetivo común que Círculo y Clúster comparten en la búsqueda del reconocimiento del papel del empresario en la sociedad, se inició la intervención de Vega de Seoane.
Reflexiones
El presidente del Círculo de Empresarios hizo un somero recorrido por la historia del Círculo, creado durante La Transición, hace ahora casi cuarenta años, y detalló su dedicación desde entonces a defender la libertad de mercado y de empresa, y al empresario como actor social decisivo para el progreso y el bienestar social.
Vega de Seoane señaló que “el Círculo cuenta con doscientos socios, responsables del 16 por ciento del PIB, que representan la variedad empresarial española, en tamaño de empresa y en segmentos de actividad” y que su labor se centra en “la defensa del interés general a través de un proyecto de responsabilidad empresarial”.
A continuación, se refirió al trabajo que realiza en el ámbito del análisis, el estudio y la generación de ideas, con su horizonte puesto en el largo plazo, lejos de las urgencias de la política, y con la independencia y la libertad que le dan el mantenerse exclusivamente de las aportaciones de sus socios.
España, historia de éxito
Vega de Seoane entró entonces en el núcleo central de su intervención sobre las reformas y factores de competitividad de la economía española, y empezó afirmando que, contra lo que a veces se transmite, la historia de España es en los últimos años una historia de éxito.
“Ahora tenemos problemas de deuda, déficit y desempleo y necesitamos para resolverlos afianzar el crecimiento, para lo que es imprescindible ser competitivo. Tenemos que hacer los deberes de la competitividad para poder mantener el estado del bienestar”, afirmó.
Y situó algunos de esos deberes en la calidad institucional y en la necesidad de reforzar la sociedad civil y reducir el peso y la presencia de los partidos políticos “que han colonizado el Estado”.
Ese incremento de la calidad institucional, defendió, “debe concretarse en promover reformas que en otros países funcionan, que mejorarán la educación, la justicia… y tendrán efectos sobre la competitividad global”.
También se refirió, sin eludir la autocrítica, a la necesidad de incrementar la responsabilidad y la ética empresariales, y subrayó que en un país en el que existen unos 3,2 millones de empresas, “se puede afirmar que el empresariado español tiene una alta calidad y un buen comportamiento ético” para concluir que “es necesario trabajar para que la sociedad entienda el papel del empresario como creador de riqueza y bienestar”.
Decálogo
El presidente del Círculo de Empresarios detalló a continuación lo que definió como “el decálogo de problemas de España” que resumió en ocho “Des” y dos “Ces”.
“Desempleo, Deuda y Déficit – ya citadas antes- la cuarta que podría tener tres denominaciones, Desafección, Desencuentro o Desconfianza, la Demagogia, la Desigualdad de Oportunidades, la Digitalización entendida como adaptación a los nuevos modos de hacer y trabajar, y la Demografía. Y las “Ces” de Corrupción y Cataluña”, enumeró Vega de Seoane.
Respeto a la corrupción, se detuvo en señalar que no somos un país corrupto, “si bien el índice de percepción de la corrupción nos sitúa en el puesto número 37 del mundo –somos la décimo cuarta economía del Mundo y la trigésimo tercera por competitividad- estamos entre los países menos corruptos en el índice de corrupción real”. “El tejido social está sano, a pesar de los escándalos en cuya magnificación quizás tenga que ver la lentitud de la Justicia“, reflexionó.
En la segunda C, Cataluña, situó el presidente del Círculo nuestro principal problema para el que “hay que buscar, más que una solución, una salida y hacerlo con inteligencia emocional”.
“La sociedad catalana y la del resto de España están muy cerca y se entienden muy bien. Sólo unos miles de personas que no se entienden han echado leña al fuego y nos han situado en un punto complejo, frente a un proyecto de separación que es un disparate y que pone a Cataluña al borde del precipicio”, afirmo para cerrar su discurso.
Preguntas
Finalizada la intervención se desarrolló un extenso turno de preguntas que permitió al ponente ampliar y precisar algunas de las cuestiones planteadas. Uno de los temas sobre los que más se demandó la opinión del ponente fue el de las prioridades políticas del futuro Gobierno.
Vega de Seoane las situó en el crecimiento y la competitividad, la flexibilidad laboral y la conciliación –“la rigidez va en contra de la realidad” afirmó- y en la educación: “que funcione el sistema educativo y que esté conectado con las necesidades de la sociedad y del mercado, es imprescindible, y la mejor arma para asegurar la igualdad de oportunidades”.
A otra pregunta, respondió que “sería un disparate derogar la reforma laboral del 2012 que ha dado buenos resultados y que necesita avanzar y ser desarrollada en profundidad”.
A preguntas sobre su opción para un posible Gobierno, no se mostró favorable a un gobierno de gran coalición: “Es preferible un Gobierno PP-Ciudadanos o PSOE-Ciudadanos, porque en una situación global tan compleja como la actual, un fracaso de esa gran coalición nos encontraría con la única rueda de repuesto de Podemos que es un riesgo nada deseable”.
“En cualquier caso, siempre es mejor que sean los partidos comprometidos con Europa y con la modernidad los que definan en el Parlamento las grandes reformas, incluidas las de la Constitución, si se consideran necesarias, y la conformación de un gobierno de gestión”.
Preguntado sobre las actuales incertidumbres y sus consecuencias, fue concluyente para señalar que “están desacelerando la inversión y frenando el consumo” y citó el dato de que podrían producir una caída del PIB de entre el 0,7 y el 1,4 por ciento, “cuando un punto de PIB en España supone unos 170.000 empleos”.
Otras preguntas se centraron en cuestiones fiscales y Vega de Seoane subrayó que en España los ingresos fiscales están en el entorno del 38 por ciento del PIB y los gastos en el 43 por ciento, provocando un déficit de cinco puntos: “Nuestro problema está en los ingresos, por debajo de los porcentajes de la mayoría de los países de nuestro entorno, lo que en buen medida puede achacarse a la economía sumergida que puede estar entre el 20 y el 22 por ciento del PIB, muy por encima de la de esos países”.
Industria
Preguntado por el peso de la Industria en nuestra economía, resaltó su importancia como fuente de empelo estable, de competitividad y de firmeza para el conjunto de la economía y abogó por “políticas horizontales en energía, formación, transporte y logística, e innovación para convertir a la Industria en eje y objetivo de la economía nacional y cumplir con el Horizonte 2020”.
En torno al problema que plantea la demografía en el ámbito de las pensiones y su sostenibilidad, pidió “reformas estructurales, porque las paramétricas no bastan”, y defendió que ante un problema tan serio es necesario construir soluciones sobre la base de que será necesario estructurar un sistema mixto de reparto y capitalización, voluntaria y obligatoria.
Otra pregunta se refirió a los acuerdos tomados en la reciente conferencia COP21 de París sobre el cambio Climático, a la que respondió que “ahora tenemos la tecnologías que no teníamos tras Kyoto y hay que ser optimistas. Estamos ante una revolución muy importante de la que saldrán reforzadas las energías renovables, se ampliará la electrificación y encontraremos soluciones para el almacenaje masivo y efectivo de la energía”.
El turno de preguntas se cerró en torno al tema de Cataluña, que Vega de Seoane cerró afirmado que “no hay más de un 25 o un 30 por ciento de independentistas de verdad, pero, mientas ha habido torpeza en la gestión de la emociones en el resto de España, especialmente en temas sensibles como de la lengua, en Cataluña han sido muy hábiles en esa gestión y en aprovechar la crisis y su efectos, para llevar a Cataluña al borde del precipicio”, para concluir que “el problema está en no tener un proyecto de país claro, ilusionante, que emocione. Algo que no es sólo un problema de España, porque ocurre en otros países, pero que en la cuestión catalana es decisivo”.