El Acuerdo sobre el cambio climático de París identifica un objetivo claro de “mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 ºC con respecto a los niveles preindustriales”.
El Secretario General de la OMI, Koji Sekimizu, señaló que el Acuerdo de París “representa notables avances y se basa en la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de 1992, que a su vez supuso un progreso significativo. La ausencia de cualquier mención específica a la navegación en el texto final de ninguna manera menoscaba el firme compromiso de la OMI como regulador del sector del transporte marítimo para proseguir la labor de abordar las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de los buques dedicados al comercio internacional.”
Hasta la fecha, la OMI es la única organización que han adoptado medidas de eficiencia energética que son jurídicamente vinculantes en el conjunto de sector mundial y que se aplican a todos los países. Así, entraron en vigor en virtud de un convenio internacional existente (Anexo VI del Convenio MARPOL) en 2013 las normas de eficiencia energética obligatorias para los buques nuevos, y las medidas operacionales de carácter obligatorio para reducir las emisiones de los buques existentes. Esto conlleva que, para 2025, todos los buques nuevos serán un 30% más eficaces energéticamente que los construidos el año pasado.
Durante la COP21, la OMI proporcionó una actualización de su labor para abordar las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de los combustibles líquidos utilizados en el transporte marítimo internacional. Específicamente, la OMI informó acerca de la elaboración de directrices para respaldar la implantación uniforme de las reglas sobre la eficiencia energética de los buques; y sobre sus esfuerzos con respecto a la cooperación técnica y creación de capacidad a fin de garantizar la implantación y cumplimiento eficaces de las nuevas reglas mencionadas en todo el mundo y, lo que es más importante, las actividades para apoyar el fomento de la cooperación técnica y la transferencia de tecnología relacionadas con la mejora de la eficiencia energética de los buques.
Sekimizu dijo que el reto establecido por el Acuerdo de París implica que los proyectistas e ingenieros navales elaboren las soluciones tecnológicas, así como también afecta a la labor de aquellos que operan y navegan buques, la gente de mar y aquellos que los forman y, lo que es aún más importante, al negocio naviero, que debe garantizar que la inversión en tecnologías innovadoras con bajo contenido en carbón está debidamente incentivada.
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