El Ministerio de Agricultura sorprendió ayer al cerco gallego con dos noticias, una buena y una mala. La buena: que ha logrado, mediante un acuerdo con Portugal, 600 toneladas extra de cuota de anchoa para pescarla en la zona IXa, que va desde el sur de Fisterra al golfo de Cádiz; un acuerdo, aseguran desde Madrid, que refuerza el marco de colaboración con el país vecino en materia pesquera. La mala: que este nuevo cupo se distribuirá entre las flotas andaluza y gallega «de acuerdo con los porcentajes de reparto que tiene cada una de ellas». Es decir, que de esas 600 toneladas que se convierten en españolas, solo 6,48 serán para Galicia. Las 593,52 restantes las pescará la flota andaluza, a la que corresponde un 98,86 %, frente al 1,14 % que acapara Galicia.
Ahora bien, para Agricultura no todo está perdido. Aún ve ciertas posibilidades de que la flota pueda faenar en los meses de verano, temporada en la que se suelen concentrar las mayores capturas, admite. Y es que, «dada la alta dependencia socioeconómica que tienen ambas flotas del boquerón, el Gobierno continúa las conversaciones con Portugal para tratar de lograr nuevos incrementos de cuota» de anchoa.
Sea como sea, esas buenas perspectivas de futuro -al menos desde la óptica del ministerio- no resuelven el problema actual del cerco gallego, que tiene cerrada su parte del caladero a la pesca de bocarte desde el pasado mes de febrero. Aún ni siquiera siete toneladas para 150 barcos es una cantidad «ridícula». «Máis parece unha burla que outra cousa», lamenta Andrés García, portavoz de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga).
Presiones andaluzas
A García no le cabe duda de que la Secretaría General de Pesca ha terminado por ceder a las presiones de Andalucía, que amenazaban con llevar a los tribunales cualquier reparto que no se ajustase a la fórmula legal fijada en el 2013 para distribuir las cuotas de la zona IXa entre la flota gallega, la andaluza y la que faena en aguas de Portugal.
Y en este aspecto no tiene nada que reprochar a los cerqueros de Andalucía, a los que «tamén lles fai falla a cota e estamos pelexando por migallas». Pero sí a Pesca, que ha faltado a su palabra de que conseguiría más toneladas de anchoa para Galicia en el caso de que la especie apareciese en el caladero. Lo hizo el año pasado y, por lo visto, lo hará también este.
Burla
«Está claro que Galicia se sinte burlada», subraya García, que asegura que el bocarte ya está en el caladero, pero «non se pesca porque non hai cuota».
Lo de hacerse con más cupo de anchoa para cubrir las necesidades de los gallegos fue un compromiso que adquirió el anterior secretario general de Pesca, el andaluz Carlos Domínguez, antes de dejar su cargo para ocupar la embajada española en Malasia. Y cierto es que su sucesor, el gallego Andrés Hermida, intentó cumplir la promesa de Domínguez y propuso entregar 200 de esas 600 toneladas a la flota gallega y las 400 restantes distribuirlas aplicando la clave de reparto establecida.
Pero los andaluces se negaron en redondo a esa propuesta, bajo advertencia de que acudirían a los tribunales a reclamar lo que, legalmente, les corresponde. Galicia no tiene papeles a los que acudir, puesto que ese compromiso solo se reflejó en el acta de una reunión en la que estaban pescadores del Cantábrico y no los del golfo de Cádiz, por lo que «non hai moito que se poda facer», explicó Tomás Fajardo, presidente de la Federación Galega de Confrarías.
Ni que decir tiene que han mostrado su satisfacción por la rectificación de Pesca.