Lo que sí explicó es que el gobierno en cuestión se puso en contacto con su empresa para encargar un multipropósito (barco comodín que puede destinarse tanto a labores de vigilancia como de remolque, lucha contra la contaminación…), «que ya podríamos estar construyendo», pero cuando les explicaron que el citado barco formaba parte de un grupo de siete plantearon hacerse cargo del paquete completo.
Cuando hizo ese planteamiento, Cardama ya sabía que no podría afrontar solo el proyecto, pero también que lo que sobran son compañeros de viaje ante un negocio como este. «Cuando tenemos contratos que no podemos acometer por una cuestión de fechas o por cualquier otro motivo, lo normal es buscar colaboradores, repartir el trabajo. Es lo que hemos hecho ahora porque lo que nos pide ese país no podemos construirlo en solitario».
Los tiempos del naval
El pedido, además del multipropósito, incluye patrulleras y un buque hospital que, en conjunto, garantizan trabajo para tres años. En principio, Cardama se quedaría con cuatro de los siete buques. «Pero falta mucho para que todo vaya a buen fin», afirmó el directivo, que hizo hincapié en lo complicado que es llegar a poner en vigor un contrato en el naval como bien saben los empresarios del sector, que incluso con la adjudicación hecha pasan meses y a veces años hasta que se empieza a cortar chapa.
En este caso concreto, falta que el cliente que realiza el pedido articule la financiación y ponga a disposición el dinero. «Los gobiernos siempre regatean», afirma Mario Cardama. El empresario habla por experiencia ya que la mayoría de los barcos que ha construido el astillero vigués en los últimos años han sido precisamente encargados por gobiernos, entre ellos tres multipropósitos para Angola, país para el que también acaba de adjudicarse un ferri que se dedicará al transporte de pasajeros y vehículos entre los puertos de Luanda y la provincia de Cabinda.
Un buque para Irak
Cardama es uno de los astilleros gallegos con la cartera más cuajada de pedidos, ya que «está casi hecha» la carta de crédito de un buque contraincendios para Irak, cuya construcción esperan iniciar en el plazo de tres o cuatro semanas. El barco, que tendrá un coste de 12 millones de euros y 42 metros de eslora, garantiza carga de trabajo para 200 personas durante 18 meses.