El promotor de la iniciativa, el popular José Manuel Balseiro, tuvo que aceptar la enmienda del PSdeG en la que se pedía, precisamente, la revocación de esos beneficios a la exportación de conservas de atún, para conseguir trasladar a votos un discurso unánime sobre el peligro que representa que se le abran las puertas del mercado europeo al quinto productor mundial de conservas de atún. Y no porque la industria conservera gallega «teña medo á competencia», expuso Balseiro, pues dispone de cara a los rivales, pero siempre que haya las mismas reglas de juego para unos y otros. Y en el caso de Filipinas, está demostrado que no es así, pues ya ha recibido varias tarjetas amarillas de la Comisión por su falta de ahínco en la lucha contra la pesca ilegal.
Esa unanimidad transaccionada no se logró, sin embargo, para ninguna de las mociones que planteó la oposición, como la pretendida veda de tres meses para el pulpo, la elaboración de un plan específico de seguridad para mejorar la seguridad en el mar o la defensa de las competencias exclusivas que Galicia tiene en materia pesquera en aguas interiores.
