«Ha cambiado mucho la perspectiva, de no haber nadie interesado a una posible competencia entre compañías», reconoció ayer el presidente de la Autoridad Portuaria, Paulino Plata. También el subdelegado del Gobierno, Jorge Hernández Mollar, ha constatado un creciente interés de las navieras.
Con el concurso todavía abierto, ninguna de ellas revela sus cartas, aunque hay señales que apuntan en esta dirección. Trasmediterránea es la actual concesionaria del servicio y ha llevado a cabo refuerzos en fechas recientes; así como un cambio de buque, para operar con el superferry Sorolla, uno de los más modernos de su flota, con mayor capacidad y comodidades.
Armas presta la línea entre Motril y Melilla, y ya en los dos anteriores concursos (que quedaron desiertos) se especuló con el interés de la compañía en asumir los servicios desde la capital malagueña y Almería. En el caso de Balearia, los expertos del sector ponen de relieve que la entidad mantiene acuerdos comerciales con Armas, por lo que no se descarta que pudieran concurrir juntas.
La clave está en el aumento del presupuesto: la oferta ahora es por 25 millones (nueve más) para asegurar la conexión marítima de la Ciudad Autónoma con Málaga y Almería, con una duración de dos años. Tal y como adelantó SUR, el pliego de condiciones incluye una cláusula por la cuál la naviera que se haga con los derechos tendrá que poner en circulación obligatoriamente durante los meses de julio y agosto un buque ultra rápido, como el catamarán que ya existía hasta el pasado verano, y que cubría la ruta en tres horas y media. También habrá que reforzar el servicio en fechas de mayor afluencia, como la Semana Santa y la Operación Paso del Estrecho.
De partida, la entidad tendrá que aportar una flota moderna y de altas prestaciones, con buques capaces de alcanzar como mínimo los 21 nudos, con el objetivo de cubrir el trayecto en unas cinco horas y media (frente a las siete y media actuales). No podrán superar los 15 años.