EL DIARIO MONTAÑÉS. Hay imágenes certeras. Tan precisas en lo que significan que son capaces de definir el sentido de una tarde entera. El chico, de aspecto nórdico y deportista, comía un pincho a la carrera en una de las casetas instaladas frente al CEAR a eso de las siete y media. Estaba rodeado. De todo el gentío que ya se marchaba de Gamazo en oleadas justo al acabar la ceremonia de clausura. De eso y de maletas. Porque fue un domingo lleno de despedidas. Se fue el Mundial con un acto sencillo que se centró en el agradecimiento a una ciudad volcada y, con él, terminó también un verano que se resistió a marcharse.

Por el sol, por el ambiente… Hasta el discurso del alcalde, Íñigo de la Serna, –que se emocionó durante su intervención– le sonó a despedida a más de uno. «Ya no sé como retrasar la partida para quedarme más aquí», decía una joven de Madrid. «Gracias Santander». Eso, tres veces y en español, lo dijo el concejal de Deportes de Aarhus –la próxima sede– cuando recibió una bandera, la del campeonato, que se bajó de su mástil santanderino para siempre. Otra imagen de las que resumen una tarde.

Fue más que el acto en sí de la clausura. Fue una clausura por todas partes. La principal, la marcada en la agenda, en el escenario de Náutica. Con las autoridades, los voluntarios, las banderas… Pero el adiós se repartió por los rincones que han estado llenos de protagonismo estos días. La Duna y el agua, otro día más. Regatistas y público. Compartiendo espacio con delegaciones recogiendo barcos y haciendo equipajes. En la explanada de Gamazo, en Los Peligros… «¿Te lo has pasado bien?», le preguntaban en una cafetería de Castelar a un hombre que respondió con un rotundo ‘muy bien’ en portugués. Y también en las carpas. En una, cerca de la caseta de los Prácticos, anunciaban fiesta para la última noche. En otra, junto al Palacete, justo en el otro extremo, las dependientas de una perfumería contaban que habían quedado para abrir una botella de cava al final del día. Despedidas. Sí, se abrieron, de hecho, muchas botellas. Tras el desfile de los voluntarios con las banderas de todos los países, el cava sirvió para celebrar las últimas medallas en juego. Así se inició la clausura. Con la entrega de los trofeos. Las brasileñas subieron con su bandera a recoger el oro en 49. A las italianas (bronce), de tanto calor, se les abrió el cava solo, antes de tiempo. Una anécdota, como cuando intentaron que ‘Sardi’ también pegara un trago por su ‘boca’ o cuando lanzaron los ramos de flores. Los chicos del 49, los de Finn, los Nacra… El himno de Nueva Zelanda no es tan familiar como el ‘God save the Queen’ o ‘La Marsellesa’. Los tres sonaron. A los franceses, de hecho, les dieron el trofeo como mejor equipo de todo el campeonato.

 

http://www.eldiariomontanes.es/deportes/vela/mundial-vela/201409/21/santander-despide-mundial-vela-20140921202125.html

 

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