Navalia es la primera feria del naval española y la quinta europea, pese a su carácter bianual. El presidente del comité organizador del certamen y del astillero Hijos de J. Barreras, José García Costas, explicó ayer durante la presentación de Navalia que las perspectivas para el naval en esta edición son “mucho mejores” que en 2012, cuando la crisis del tax lease estaba en pleno apogeo y los mercados financieros estaban cerrados para los astilleros. García Costas subrayó la importancia de tener un evento de estas características en Vigo por las oportunidades que genera, y puso como ejemplo la visita de una delegación de Petróleos Mexicanos (Pemex) a la feria en la edición de 2012, que derivó en el desembarco del gigante de los hidrocarburos en Galicia: una “tabla de salvación para Barreras y Navantia y las industrias auxiliares”.
El presidente de Barreras informó ayer de que Pemex va a estar representada en la feria “a un nivel muy alto” con su propio expositor y recalcó que su participación en el astillero vigués (del que posee el 51%) y los encargos de los floteles han ejercido como un “factor tractorizante” para la participación de más empresas en la edición de la feria de este año.
García Costas admitió que uno de los retos que tiene la industria auxiliar es la fabricación de bienes de equipo, ya que la mayoría de estos equipamientos para los buques siguen importándose. El presidente de Barreras hizo un llamamiento a las empresas a innovar, ya que aquellas que lo hacen tienen capacidad para exportar y buscar nuevos mercados.
Al acto de presentación acudieron el conselleiro de Economía, Francisco Conde, y el alcalde de Vigo, Abel Caballero, así como medio centenar de representantes de empresas auxiliares y astilleros y autoridades. Conde dibujó una “situación totalmente distinta” a la de hace dos años por los problemas de financiación de entonces, que hoy perduran, pero sobre todo por la resolución del tax lease. Caballero coincidió en que hace dos años “parecía impensable” que se pudiera celebrar Navalia por el ambiente de “depresión absoluta” que reinaba en el sector, y auguró que “dentro de poco” se verán “crecer barcos en las gradas” de los astilleros de la ciudad.