La tripulación del ‘Santa Ana’, de armador gallego pero bandera portuguesa, estaba compuesta por cuatro gallegos, un asturiano, dos portugueses y dos indonesios
LA OPINION A CORUÑA, 11 Mar. (Avilés).- La dotación la completaban dos portugueses -el fallecido y primer patrón del buque Francisco Gomes Fragateiro y el desaparecido (contramaestre en el barco) Víctor José Farinhas Braga-, un asturiano -Marcos del Agua Chacón (alumno en prácticas)- y dos indonesios -Suherman (mecánico) y Wasito (marinero)-, estos tres últimos también desaparecidos.
Un posible error en el rumbo mientras parte de la tripulación dormía es la hipótesis que gana más peso sobre la causa de un siniestro que se produjo a las 05.30 horas de ayer, cuando el Santa Ana abandonaba el puerto de Avilés y ponía rumbo a los caladeros para la captura de xarda. El pesquero embarrancó en la zona rocosa próxima a la isla Erbosa, a media milla del cabo Peñas, y acabó hundiéndose a los pocos minutos tras sufrir los embates de las olas contra las rocas.
La alerta del siniestro la dio otro buque del mismo armador, también natural de Muros, el Ciudad de Albufeira, que informó a Salvamento Marítimo de que no conseguía contactar con el Santa Ana.
El Centro de Coordinación de Salvamento de Gijón movilizó para el dispositivo de rescate al helicóptero Helimer 203 y a la embarcación de intervención rápida Salvamar Rigel. A los pocos minutos, sin embargo, el pesquero Maresco, que se encontraba en la zona del hundimiento, comunicaba que había rescatado a uno de los tripulantes -y único superviviente- y procedió a trasladarlo al puerto de Luanco. Allí recibió la asistencia médica en una ambulancia y fue trasladado al hospital San Agustín de Avilés, donde fue tratado por síntomas de hipotermia y politraumatismos. Fuentes del centro hospitalario confirmaron que su estado de salud es bueno y que en las próximos horas podría recibir el alta médica.
Mientras, el rastreo continuaba y la Salvamar Rigel logró recuperar los cadáveres de los dos fallecidos para trasladarlos posteriormente al puerto de Avilés.
El relato del único superviviente, de que la tripulación estaba durmiendo cuando el barco embarrancó en isla Erbosa, hace pensar a los responsables del operativo de rastreo que los seis desaparecidos pueden haber quedado atrapados en el interior del buque. De hecho, buzos de Salvamento Marítimo y la Guardia Civil intentaron ayer sumergirse para rastrear el interior del Santa Ana pero el mal estado del mar impidió que se realizaran las operaciones. El difícil acceso al arrastrero, que permanece hundido en una zona de numerosas rocas, y las batientes del mar hacían muy peligrosas las maniobras para llegar al barco.
Inicialmente los responsables del dispositivo confiaban en que la bajada de la marea por la tarde facilitara las maniobras, pero el fuerte movimiento del barco a causa del oleaje hizo que se desistiera de una operación “muy peligrosa” para los buzos, que volverán a intentarlo hoy a primera hora si las condiciones del mar lo permiten.
El barco siniestrado, de 35 metros de eslora, fue construido en 1980 y pero recientemente había sido reformado tras pasar varios años paralizado, según la empresa Pescas Balayo, armadora del pesquero. De hecho, un representante de esta empresa en Lisboa, Armando Soares, lo calificó como “uno de los navíos más modernos de toda la costa portuguesa”. El navío fue comprado por el armador español José Balayo, propietario precisamente de Pescas Balayo, y entre los años 2010 y 2011 fue sometido a una intensa reestructuración para dotarle “del equipamiento más moderno”.
El accidente marítimo ocurrió justo en un momento en el que la flota pesquera gallega trata de aprovechar los días con buen estado del mar para recuperar las pérdidas ocasionadas por los trenes de borrascas sufridos en las últimas semanas en el litoral cantábrico.
Distintos representantes de la flota gallega, como el presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores, el malpicán Genaro Amigo, quisieron dar sus condolencias por lo ocurrido.