La escasa información que rodea al contrato de Pemex, que anunció dos buques hotel para construir en Galicia en Barreras y Navantia, mantiene a los sindicatos con representación en el sector naval en alerta sobre la viabilidad del acuerdo, firmado hace unas días en presencia del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

 Los sindicatos se preguntan cómo se firma un barco sin financiación en un astillero como Barreras que sale de concurso 

DIARIO ATLÁNTICO, 28 Sep. Vigo).- Según la poca información de la que disponen, el acuerdo solo tiene dos condicionantes y tienen que ver con la propuesta de financiación y el esquema de avales y garantías. En principio el sistema de bonificación fiscal que tienen algunos países europeos, conocido como ‘tax lease’, no sería una condición aunque si finalmente se despeja revertiría en el contrato.

Los sindicatos se hacen muchas preguntas e intentan encontrar respuestas teniendo en cuenta lo sensible del asunto. ‘Por el sindicato vienen personas todos los días con grandes esperanzas y con eso no se puede jugar’, explicó César Rodríguez, de CIG.

Entre las incógnitas está la contrapartida para Pemex por contratar con un astillero como Barreras, que está saliendo de concurso y al que conseguir financiación en el mercado financiero se presenta complejo. ‘Pemex no es una ONG y de alguna forma tendrá que justificar en su consejo esta operación’, señaló Ramón Sarmiento, de CC OO.

Sarmiento lamenta que tanto el acuerdo de los siete remolcadores, que se firmó en mayo entre la Xunta y la empresa pública mexicana, como el de hace unos días entre Pemex, Barreras y Navantia, para dos barcos hotel, no se hayan hecho públicos apelando a la confidencialidad.

Como siempre que no hay información, lo que aparece es la especulación. En el sector se habla de que estos contratos podrían formar parte de algo más grande y que los barcos sean solo lo visible. Puestos a especular se conecta a Pemex con Repsol y su intento fallido de controlar la empresa española a través de las acciones de Sacyr, algo que se vetó en su momento por tratarse de una empresa estratégica para España, en un intento de acercamiento al país.

En lo que todos los sindicatos coinciden es en que ‘el anuncio se produce en un contexto preelectoral’, explicó César Rodríguez. O hay quien va más allá señalando que ‘Pemex se está prestando a que un partido rentabilice su marca como empresa’, asegura Sarmiento.

Otra cuestión clara es que Barreras necesita aval público, porque se encuentra en una situación de salida de concurso y en un momento poco propicio para este tipo de operaciones por la situación de los mercados financieros. El aval tendrá que llegar de quien el armador reconozca como solvente y eso se suele medir por los rating de las agencias de calificación.

A todo ello se añaden noticias poco tranquilizadoras que llegan desde México, donde el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha pedido en el Senado a Pemex un informe detallado sobre el contrato, quién autorizó esa operación y el beneficio para su país. La senadora Lucero Saldaña señala que ni Pemex ni la Presidencia de la República han informado sobre esos contratos cuyo montante le parece excesivo.

Hay que recordar que además de estos dos barcos hotel, Pemex había firmado en mayo un acuerdo con la Xunta para construir siete remolcadores en astilleros de la comunidad y otros siete en colaboración, de los que nada se sabe.

 

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