“Mi marido es más de mirar monumentos, pero nosotras preferimos las tiendas”, explica Linda sonriendo mientras señalaba a su hija. Era la primera visita que la familia inglesa realizaba a Alicante, tras hacer escala su crucero durante unas horas en la ciudad, y su cara evidenciaba entre sorpresa y desconcierto al entrar en el Museu de Fogueres. “Un nuevo sitio para ver”, resumía educada al ser preguntada por sus expectativas. Linda esperaba tener algo de tiempo para relajarse por su cuenta, pero la guía del grupo aclaró que “no suele sobrar tiempo libre”.
La ciudad, que recibió ayer a 6.000 turistas, tiene en septiembre y octubre la mayor cifra de escalas
EL PAIS, 17 Sep. (Alicante).- El de Linda era uno de los tres grupos de unos 40 turistas que ayer esperaban en este museo. Los guías se dirigían a ellos en inglés. Los primeros grupos que entraron en este museo ayer eran de habla inglesa (británicos, canadienses y algún holandés, principalmente) y de edad relativamente joven: muchas familias e incluso parejas jóvenes. Ayer dos buques, Independence of the Seas y AIDAvita atracaron en Alicante con 6.000 turistas a bordo. Durante toda la mañana su presencia en el centro de la ciudad era muy visible: grupos de extranjeros subiendo y bajando de autobuses, turistas con cámaras colgando al cuello siguiendo a un guía y los sitios más emblemáticos de la ciudad especialmente concurridos con visitantes.
“Mi marido es de monumentos, nosotras de tiendas”
El turismo de cruceros en Alicante no termina de despegar, aunque el año pasado llegaron un 21% más de cruceros. Hasta el mes de julio el número de buques era un 25% inferior al del año pasado, según las estadísticas de Puertos del Estado. Pese a ello, septiembre y octubre son los meses, al menos de este año, donde hay más escalas previstas, 16 en concreto, del año, como consta en la página web de
El Castillo de Santa Bárbara, el Museu de Fogueres, la concatedral de San Nicolás, el Ayuntamiento y
Los turistas preguntan por historia y por los toros
El guía, con más de 30 años de experiencia, detalla que las principales preguntas de los turistas refieren “a las primeras culturas que se asentaron en Alicante” y últimamente también a la polémica que rodeó al mundo de los toros tras prohibirse las corridas en Cataluña. Pero las visitas habituales duran de media entre tres y cuatro horas: “No tenemos tiempo de ir al Marq, que necesita hora y media”. Cuando hay más horas se abre el abanico e incluso se sale de la ciudad. No fue el caso ayer, ya que los 6.000 turistas volvieron a embarcar rumbo al siguiente puerto en distintos momentos de la tarde.