La marea no llega al embarcadero de
Los sindicatos advierten de que el astillero está abocado a nuevos ajustes laborales ante la falta de carga de trabajo
DEIA, 16 Abr. (Bilbao).- En el mejor de los casos, sospechan los sindicatos, se activará un cuarto expediente de regulación. Pero tampoco se descarta un segundo ajuste de plantilla tras el sufrido el año pasado, cuando se prescindió de todos los empleados prejubilables. La plantilla considera que la situación de falta de trabajo es insostenible y que la empresa, a la que consideran su principal responsable, no tardará en tomar cartas para repartirlas en contra de sus intereses. El ERE que está en curso concluye en julio. Cada día que pasa es más complicado garantizar carga de trabajo para después de esas fechas.
La dirección ha anunciado que convocará esta semana a los sindicatos en una fecha a concretar y el comité de empresa se reunirá hoy mismo para analizar la situación. Tendrán sobre la mesa la propuesta de iniciar contactos con instituciones y agentes sociales como primera movilización de perfil bajo. No se descartan en cualquier caso otras actuaciones para denunciar la falta de carga de trabajo.
Las cuentas no salen. A mediados de abril y sin ninguna contratación de barco prevista oficialmente los representantes sindicales consideran que no habrá más carga de trabajo en el astillero este año.
POSIBLE NUEVO BUQUE La situación actual de infraactividad se prolongará los próximos meses casi con total seguridad. Primero porque aunque se contratara un buque mañana -corre un rumor en el astillero que señala que está a punto de cerrarse un acuerdo, aunque no han trascendido detalles- los flecos de la financiación retrasarían el inicio de las laborales varios meses. Los avales del último concurso tardaron casi un año en cerrarse y la operación estuvo a punto de frustrarse. Le faltó muy poco y tuvo luz verde apenas unas horas antes de cumplirse el ultimátum dado por el armador.
El sector está prácticamente parado en todo el Estado a la espera de que el nuevo Gobierno español presente un nuevo sistema de financiación que cumpla con las exigencias de Bruselas, que anuló el anterior al considerar que vulnera los principios de libre competencia.
Además, el sistema de producción escalonado del sector naval, que permite en épocas buenas construir hasta cinco barcos al mismo tiempo en un astillero grande como el sestaoarra, supone un lastre para la plena actividad en periodos de escasa contratación. Casi inmediatamente después de formalizar sobre papel la construcción del buque los ingenieros inician la fase de diseño, cuya duración está ligada al nivel tecnológico de la embarcación y, sobre todo, a si se trata de una tipología totalmente nueva o si es un modelo ya fabricado con anterioridad en
Después entran en actividad los cortadores de chapa y más tarde se da forma a las piezas y se ensamblan para botar la embarcación. Entonces entra en juego otra brigada que realiza los trabajos en el interior. Las diferentes actividades apenas se solapan, por lo que en muchas ocasiones se generan periodos en los que un grupo profesional no tiene ninguna ocupación sino hay otro barco en grada.
Todas esas tareas escalonadas de la producción dilatan en el tiempo la puesta en marcha de los proyectos navales. Añaden tensión en el sector en general y en el último gran astillero vasco en particular.
¿Cuál es la solución? El comité considera que para salir del bache es necesaria una mayor implicación por parte de la dirección con el proyecto tal y como está concebido en la actualidad.
Cinco años después de la privatización de
La explicación oficial reparte la culpa entre la escasa actividad naviera provocada por la crisis, el estrangulamiento del crédito que también genera el actual ciclo económico y la suspensión del tax lease. Los sindicatos sospechan en cambio que en el trasfondo está la intención de reducir la plantilla a su mínima expresión y apostar por un nuevo modelo empresarial sustentado en la industria auxiliar. En definitiva, contar con una masa salarial residual y subcontratar personal especializado de empresas secundarias cuando los picos de producción lo requieran.
Fuentes de la dirección del astillero consultadas por DEIA insisten en que hasta que se active el nuevo tax lease será muy complicado contratar buques y aclarar por tanto el panorama. Aunque de momento, no habla al menos en público de la opción del quinto ERE.
Mientras tanto sigue sin concretarse la entrada del Gobierno vasco en el capital. Ha pasado más de un año desde que el consejero de Industria, Bernabé Unda, anunció en enero de 2011 su disposición a integrarse en el accionariado y no hay novedades al respecto, más allá de declaraciones puntuales del Ejecutivo recordando su propuesta y que todo depende de los actuales socios. Lakua tiene cinco millones de euros reservados para la operación y el visto bueno de
Uno de los principales obstáculos es la exigencia del Gobierno de que sea posible tomar decisiones en el consejo por mayoría y no por unanimidad como ocurre ahora. Ese cambio supondría la eliminación del derecho de veto de facto que tienen todos los accionistas sea cual sea su peso en el capital social.
Con todo el papel del Ejecutivo vasco está siendo más secundario que lo que desearía. El consejero Unda, exdirector general del astillero, convenció a Patxi López de la entrada en el capital. También ha sido uno de los más firmes defensores de diversificar la actividad de
El propio López intentó apuntarse el tanto anunciando públicamente la operación. Sin embargo, el proyecto decayó tras declararse insolvente el armador mientras desde el Ejecutivo se insistía en que la firma era cuestión de días, poniendo en evidencia que su margen de maniobra es muy limitado.
Así, aunque los trabajadores celebraron el anuncio de la entrada del Ejecutivo en el accionariado, entendiendo que proporcionaría pulmón en la consecución de avales, y los socios no vieron en principio con malos ojos la operación, sin barcos que avalar no hay ninguna prisa por abrir las puertas a Lakua. Y a medida que se acerca el fin de legislatura son mayores las probabilidades de que no se materialice.