Cerca de 4.000 trabajadores del naval en Fene-Ferrol y de empresas auxiliares volvieron, ayer, a las calles en señal de protesta. Pero esta vez la manifestación no se quedó en la puerta. Ya concentrados en la Plaza de Armas, más de medio millar de operarios accedieron al Ayuntamiento ferrolano para plantarse ante la sala en la que el alcalde de Ferrol, José Manuel Rey Varela, mantenía una reunión con los representantes del Comité de Empresa.

 Rey, alcalde de Ferrol, mostró su apoyo a los manifestantes ante la «peor crisis» del sector en medio siglo 

ABC.es, 01 Feb. (Ferrol).- Escudados bajo cánticos de guerra como «ese dique dónde está» o «queremos trabajar y no emigrar», el grupo acosó a los policías locales que custodiaban la entrada. A modo de respuesta, los agentes se vieron obligados a dispersarlos mediante el rocío de gas pimienta, provocando la ira de los protestantes que prometían traer «dinamita» en la «próxima visita». El resultado, cristales y puertas rotas y algunos ceniceros y letreros por el suelo. 

El incidente de ayer responde a la «peor crisis» que, según los trabajadores, vive el sector «en cincuenta años». Actualmente, Navantia afronta sus últimos encargos sin que existan garantías de futuro, al mismo tiempo que ve como se les escapan los concursos internacionales a los que se presenta. Para evitar la pérdida —en opinión de los sindicatos— de más de seis mil empleos, las peticiones se encuentran encima de la mesa. 

La primera, la construcción del aclamado buque flotante, por un coste de 141 millones de euros, que tendrían como función la reparación de grandes buques. Esta medida podría salvar alrededor de mil puestos de trabajo. La segunda, que el Gobierno estatal realice el encargo de la sexta fragata para la Armada española que había comprometido el PSOE. «Es inminente que todo el mundo en el ámbito político ponga la carne en el asador», exclamó el presidente del Comité de Empresa, Fernando Sinde, mientras le recordaba a Rey Varela la celeridad de reunirse con el conselleiro de Industria y el presidente de la SEPI. 

Apoyo sin fisuras 

Como parte interpelada, el regidor ferrolano mostró a los miembros del Comité de Empresa su apoyo «sin fisuras», pero rechazó el uso de la violencia como medio reivindicativo. A respuesta de las demandas, Rey confirmó que había remitido, la pasada semana, una carta al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, informándole de la grave situación del naval en la ciudad y, por otra parte, solicitado formalmente una entrevista con el presidente de la SEPI, Ramón Aguirre. 

«Este alcalde sigue pensando exactamente lo mismo que antes de las elecciones estatales», afirmó el regidor, a la vez que reiteró sus principales objetivos a este respecto: la construcción del dique flotante, nuevos contratos que garanticen la ocupación, el regreso de la antigua Astano a la construcción naval convencional, la potenciación del área de Turbinas y el aprovechamiento industrial de los terrenos que ocupaba la desaparecida Imenosa. 

A pesar de los esfuerzos tanto de los empleados como del Ayuntamiento por salvar el naval, la situación actual no resulta alentadora. Hoy en día, Navantia tiene en construcción tres buques. Uno de ellos, el primero de los anfibios contratados por Australia, saldrá de los astilleros ferrolanos en verano. En la misma época, será entregada la fragata española F-105 y se finalizará la construcción del segundo LHD, con lo que no quedará ningún buque «en la grada». A la vista de los acontecimientos, ya se anuncian nuevas protestas. La próxima será una marcha a pie de dos días —7 y 9 de febrero—en dirección a La Coruña.

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