Es la nueva joya de
El navío de proyección estratégica finaliza con éxito el año de evaluación
EL MUNDO, 01 Oct. (Vigo).- "El día 30 se cumplió justamente un año de su entrega por parte de los astilleros Navantia y concluye este 30 de septiembre su año de garantía para realizar la evaluación operativa", explica González-Aller. "Está mi hijo dentro", implora una mujer al militar que la detiene en la verja de entrada. Durante los dos próximos días, sábado y domingo, el ‘Juan Carlos I’ abrirá sus puertas al público, aunque escolares y familiares de la tripulación ya pudieron pisar este viernes la impresionante cubierta de vuelo de 203 metros sobre la que pueden despegar aviones Harrier o helicópteros Chinook, Eurocopter Cougar y Tigre.
Cuatro perfiles
"Estará listo este mismo año para desempeñar misiones", añade orgulloso el capitán aclarando que "no llevamos armas pesadas". Definido como Buque de Proyección Estratégica, está concebido con cuatro perfiles: Barco anfibio, para trasladar Infantería de Marina; como portaaviones eventual, siempre y cuando el ‘Príncipe de Asturias’ no esté operativo; para transporte estratégico, y para operaciones no bélicas, de apoyo humanitario o atención sanitaria en zonas afectadas por catástrofes.
El capitán de corbeta Francisco Díaz y el teniente de navío Aurelio Soto ejercen de guías para los medios de comunicación durante un recorrido por el interior del barco, aunque no se olvidan tampoco de preservar algunos de los secretos mejor guardados. No está permitido el acceso al compartimento anexo a la sala de control de vuelo ni al dique inundable, de 1.165 metros cuadrados y capaz de estibar 17 carros pesados, 32 contenedores y cuatro embarcaciones LCM para el transporte de tropas, pero no existe ningún problema para recorrer el resto del buque de proa a popa.
Experiencia humanitaria
"Se ha diseñado con la experiencia obtenida en misiones humanitarias llevadas a cabo en Haití, el tsunami de Banda Aceh o el huracán Mitch en Centroamérica", explica Francisco Díaz a la hora de mostrar el hospital, donde existen dos quirófanos, una UCI con ocho camas y otra zona de hospitalización para catorce pacientes.
Con una eslora de 231 metros y una manga máxima de 32, el ‘Juan Carlos I’ dispone de una dotación de 253 personas, aunque en este viaje la tripulación asciende a 296 por la necesidad de acabar la fase de garantía. Durante los próximos días, llevará a cabo pruebas de electromagnética en la zona de las Rías Baixas y a continuación pondrá rumbo a Rota, donde tiene su puerto base.
En el recorrido por sus interminables pasillos y escaleras, destaca el gran número de mujeres entre la tripulación. "Es algo ya muy habitual", destacan. La sala de control de despegue y aterrizaje, así como el puesto de gobierno, son las zonas más altas del buque y desde allí existe una panorámica completa que muestra sus extraordinarias dimensiones.
La cubierta está adaptada para el empleo de otras aeronaves de última generación ansiadas por la Armada española, como el cazabombardero naval invisible de la firma estadounidense Lockheed Martín F35B, el helicóptero Sikorsky CH53 ‘Sea Stalion’ y el V22 Osprey, una aeronave que puede operar como helicóptero y convertirse en avión en pleno vuelo.
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El "Juan Carlos I" llama a filas a cientos de vigueses. Las largas colas para entrar a ver la nave fueron una constante durante todo el día
FARO DE VIGO, 02. Oct. (Vigo).- El buque de guerra "Juan Carlos I" fue la gran atracción en la ciudad durante todo el día. Centenares de vigueses se acercaron hasta el muelle de cruceros para subir a bordo en recorridos que, por motivos de seguridad, estaban acotados. Hubo largas colas que llenaron el recinto de la Estación Marítima.
El fuerte calor no impidió que ayer se formasen durante todo el día largas colas para poder entrar en el Juan Carlos I, el mayor buque de guerra construido en España y que permanecerá hoy también en la terminal de cruceros. Al tratarse de un barco de guerra, las áreas de visita están muy limitadas y no se puede acceder a gran parte de la nave, por lo que el recorrido –que no es guiado– no supera los 20 minutos y permite que la cola avance con fluidez.
Las impresiones ayer a la salida de la nave iban de "espectacular" a "decepcionante". Así, mientras muchos se quejaban de que no hubiese prácticamente vehículos de guerra en su interior, otros alababan la nave por sus colosales dimensiones.
La familia de Jorge, que acudió a propósito desde Oporto con la firme intención de entrar en el buque, regresaba contenta al país luso. "Es espectacular, con una distribución increíble", decía. Ni siquiera las colas le incomodaron "es una fila muy larga pero en 15 minutos de espera ya estás dentro", decía. "Se ve muy rápido, pero vale la pena", concluía su mujer Joana.
"Es una pena que esté todavía vacío, no hay ni un avión ni nada, solo un espacio enorme lleno de coches", comentaba en cambio David, que acudió con su mujer y su hijo con la esperanza truncada de "ver los camarotes o la sala de máquinas". "Todo está vacío, solo hay un puesto de merchandising y otro de reclutamiento del Ejército", explica su mujer. Lo mismo opinaba Santiago y José Carlos, "nos hubiese gustado ver aviones o vehículos anfibio", comentaban a la salida. Lo cierto es que cuando el buque entre en funcionamiento podrá llegar a transportar 29 carros de combate pesados o a albergar 9 aviones Harrier en su hangar, ahora está de pruebas.
Trinidad y José Caros acudieron al Juan Carlos I con sus nietos Laura y Daniel. A la salida estaban muy satisfechos. "Esto es un buque de guerra, no un yate, la gente no puede pretender entrar en todas partes, seguramente viene con unas expectativas muy altas", señalaba José Carlos. "Hay que agradecerles que hayan elegido Vigo para atracar y que hagan el esfuerzo de enseñarnos el buque", concluían.
Este navío de 27.000 toneladas fue entregado hace un año a la Armada tras concluir su fabricación en los astilleros Navantia de Ferrol. En noviembre concluirá su período de pruebas y podrá comenzar a realizar operaciones, previsiblemente antes de final de año. Las próxima escalas será la base naval de Rota, en Cádiz. Tras pequeñas reparaciones de mejora y realizar pruebas con aviones Harrier obtendrá la certificarán que lo habilita para su uso oficial.